Entrevista al Doctor Luis Barreda

Por: Patricia Marín

¡Que hablen los vestigios y no las teorías míticas! No se puede seguir enseñando que Manco Cápac y los hermanos Ayar fundaron el Imperio inca.

luis-barreda6Nacido en Ñuñoa, en el año de 1028, el doctor Barreda Murillo debería ser condecorado con el mayor reconocimiento de la Nación, por su invalorable contribución a la arqueología cusqueña. Los frutos de su sabiduría y su tesón en la excavación y la investigación, pueden verse ya en el Museo Inca, que está catalogado por los especialistas como el mejor museo del mundo en su tema, tanto por la información pedagógica, como por su organización.

Y porque, además, cuenta con todos los hallazgos de sus excavaciones, los que permiten conocer la nueva historia cronológica del Cusco. Aún cuando el doctor Murillo ha sido honrado con sendas medallas por el Instituto Nacional de Cultura y la Municipalidad del Cusco, el mejor homenaje a sus ochenta años sería la publicación y difusión de su vasta obra.

 

   
  Luis Barreda en aurorales años de trabajo  

- ¿Cómo comienza su carrera de arqueología en el Cusco?

Cuando era estudiante de primaria le dije a mi profesor que había encontrado a unos 15 kilómetros de mi pueblo, Ñuñoa, distrito de la provincia de Melgar, un conjunto de grandes edificaciones rectangulares y más de 500 chulpas, viajamos al sitio de excursión, vi todo lo que había allí, inclusive las tumbas que estaban dentro, y cuando conocí al Dr. Chávez Ballón, que fue mi profesor de Historia y Geografía en el Colegio Mateo Pumacahua, en Sicuani, le conversé al respecto, se interesó mucho y viajamos. Ahí me dijo: esto es excelente, debe haber sido la capital de los collas por la inmensidad de la ciudad.

 

Cuando empecé a estudiar Antropología en la Universidad San Antonio Abad, lo animé a que se viniera al Cusco e ingresó como docente a la Facultad de Ciencias Sociales, que así se llamaba en ese entonces, y resultó mi profesor en el curso de Arqueología Americana, y en ese curso había unos cuantos capítulos sobre arqueología del Cusco. Lo animé: “¿Por qué no se enseña arqueología del Cusco?“. “Olvídate, me dijo, si con las justas hemos conseguido esta posición, cómo pedir modificaciones“.

 

Bueno, terminé mi carrera, me gradué, estamos hablando de los años 1948 y 49, para ejercer como profesor de secundaria, y en ese entonces para ser bachiller en Antropología debía hacer otro trabajo. Le pregunté al Dr. Chávez Ballón si podía hacer un excavación en el sitio que habíamos conocido, y me dijo que sí. Realicé una excavación de cinco chulpas en Ñuñoa, en el sitio que se llama Maucallacta, encontré una gran cantidad de tumbas y sus ofrendas de cerámica, que están ahora en la sala 2 del Museo Inca, y ese fue justamente el momento en que nosotros estábamos haciendo un trabajo científico de excavación.

 

En 1944, J. H. Rowe, estuvo acá y descubrió la Cultura chanapata y la Cultura killke, y esos descubrimientos se quedaron en artículos de revistas norteamericanas y punto, pero el pueblo del Cusco no tenía ningún acceso a ellos, y el que no sabía inglés peor todavía. Por suerte, en el colegio Pumacahua tuve un buen profesor de inglés, y pude traducir todos estos artículos, informarme más y ver libros en inglés sobre arqueología del Perú, más la formación que me daba el Dr. Chávez Ballón, quien había trabajado con Tello en varias excavaciones y me transfirió todo eso, que fue parte de mi formación. El resto fue trabajo autodidacta.

 

Después, cuando ya era ayudante del Dr. Chávez, le dije que por qué no fundábamos el curso de Arqueología en la Universidad del Cusco. Me respondió que como yo ya había avanzado bastante, él me secundaba si me hacía cargo del diseño. Hice el diseño y todo el proyecto, pero no podía presentarlo porque surgió un problema inesperado. Como en Sicuani, José María Arguedas, mi profesor, me enseñó periodismo, cuando vine a Cusco ejercí como periodista y publiqué en El Comercio y El Sol. En el primero, ponía artículos que denunciaban la destrucción de todo el patrimonio, lo que hizo que me enfrentara a diversas personas, quienes, a la primera oportunidad que tuvieron, se opusieron a mis aspiraciones. Por tanto, no pude presentar el proyecto, por lo que el Dr. Ballón viajó a Lima llevándolo, y felizmente lo aprobaron. Así se crea el curso de Arqueología del Cusco, pero el profesor no fue Ballón, pues justo lo llamaron a Lima para ser Inspector de Monumentos Arqueológicos, así que yo me quedé a cargo de la cátedra. Pero más tarde dije: hay mucha gente que está interesada por la arqueología, ¿por qué crear solo un curso cuando podemos crear toda una carrera? Una vez más, Ballón me dijo que hiciera el proyecto, lo llevó a Lima y lo aprobaron en la Junta de Rectores de las Universidades. Así que yo y los alumnos a quienes había enseñado el curso Arqueología del Cusco, resultamos profesores de la carrera.

 

   
  Armas líticas  

Así empezó la enseñanza de la arqueología en el Cusco.

 

- ¿Cual es el estado actual de la arqueología cusqueña?

En principio, todos los libros y toda la información arqueológica del Perú se basan en la cronología de los arqueólogos norteamericanos, pues ellos crearon su propia cronología de periodos intermedios, horizonte medio, horizonte tardío y horizonte temprano, y es así como se enseña en los colegios hasta ahora.

Pero, habiendo excavado en más de 80 sitios en el Cusco, he hecho grandes descubrimientos, por ejemplo el de la Cultura marcavalle, mil años antes de Cristo (datado con carbono 14), lo cual corrige lo propuesto por Rowe: que dicha cultura era de 800 años antes de Cristo. Hice un seguimiento en las 13 provincias del Cusco y encontré rastros de la Cultura marcavalle, inclusive en Quillabamba.

 

- ¿Qué hacían en Quillabamba?

Estaban trabajando la coca, mil años antes de Cristo se cultivó y difundió la coca. Ese fue un descubrimiento maravilloso, a los tres años vino una arqueóloga norteamericana y excavó cerca al sitio donde yo había trabajado ?que se llama La Quebrada, cerca de Amaybamba?, y encontró la misma cosa, es decir, confirmó mi descubrimiento.

 

 

- ¿Es decir que Marcavalle es la cultura primigenia del Cusco?

Efectivamente. Luego, realicé una excavación frente a Sacsayhuamán y allí sí encontré todita la secuencia de la arqueología cusqueña. En Pikillacta, encontré cerámica Huari, cuando, hasta 1964, todos creían que eso era Inca. Encontré tres fragmentos que no pude clasificar, y los coloqué como “fragmentos raros”; de esos fragmentos raros encontré gran cantidad en Winpillay. Más abajo, a un kilómetro del sitio, hallé 80 recintos que tenían gran cantidad de cerámica del mismo estilo que la de Pikillacta, y lógico, era Huari, y esto me permitió ponerle el nombre de Cotacalle. Luego de Cotacalle, me topé con los rastros de Killke, del año 800 después de Cristo, y luego seguían apareciendo vestigios Huari en varios sitios de Cusco.

 

   

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¡Que hablen los vestigios y no las teorías míticas!
No se puede seguir enseñando que Manco Capac y los hermanos Ayar fundaron el imperio inca
 

- ¿Y qué significa la presencia de todos esos vestigios?

Que se iba confirmando la invasión huari al Cusco y la imposición del idioma aymara. Y se veía claramente, en la excavaciones, que la lucha de los quechuas y aymaras en Cusco era tan fuerte que, en medio de toda esa lucha, surge otro asentamiento que se llama Lucre, del año 1000 después de Cristo. Ellos organizan a los cusqueños y se van contra los huari de Pikillacta, y entre miles de gentes empujan las paredes y entierran gran parte de los 200 edificios, y no les queda otra cosa a los huari que abandonar el Cusco. Así se liberaron de la invasión de los collas, es decir de esos huari que hablaban aymara.

 

- ¿Qué pasa después? ¿ Cuándo aparecen los Incas?

Los cusqueños, junto con los lucre ?el último asentamiento?, y los killke deciden nombrar un jefe, y a ese jefe le llaman Inca, cuyo nombre no se conoce, tampoco el del siguiente. Y, en medio de esta sucesión de incas, aparece un mito, una leyenda explicativa de su origen para sus descendientes, y fabrican una sucesión de los incas anteriores a Pachacútec, que son incas míticos, no de carne y hueso; solo son nombres hasta que aparece Pachacútec. Cuando llegan los españoles, ya empiezan a dar cuenta de su abuelo Pachacútec, su padre Túpac Yupanqui y el nieto Huayna Cápac. Mientras se documenta de todo esto, encuentran que estaban peleando Huáscar y Atahuallpa, que no fueron incas, y lo demás ya es historia conocida.

 

- ¿Qué reacción hubo a sus descubrimientos por parte de los científicos nacionales?

Luego de esta publicación (el libro Cusco del Mito a la Historia, publicación del Banco de Crédito del Perú) todos los historiadores se me acercaron. Incluso la Sra. María Rostorowsky me ha dicho: ”Ud. va a ser el culpable para que quememos todos nuestros libros de historia de los incas”. Todos mis trabajos son fruto de excavaciones. En el ámbito nacional, a nivel de conferencias, ya saben de esto. Pero es algo que no se difunde. La mayoría todavía sigue a Espinoza, Rostorowsky y Lumbreras, continúan hablando de una arqueología teórica, transcribiendo o parafreseando a cronistas, sin haber excavado en ningún sitio del Cusco. ¡Pero los que tienen que hablar son los vestigios! Lo otro son teorías míticas. Y así se sigue enseñando que Manco Cápac y y los hermanos Ayar fundaron el Imperio inca.

 

- ¿De dónde biene entonces la palabra “inca”?

Desde niño aprendí el quechua. Y en un lío de señoras, en el mercado del Cusco, se decían: “Tú estás quitándome a mi marido, mi marido es mi marido, no es el tuyo” (“imanagtintag incayquita quichasanqui...”). Oído esto, me fui a buscar el diccionario quechua de Diego Gonzales Olguín, donde define Inca como gobernante, dueño de algo. Hay mucha ignorancia respecto a la Cultura inca. Prácticamente, la sucesión de incas o de gobernantes se reducen a Pachacútec, su hijo y su nieto.

Como los españoles ven a Huayna Cápac en una litera, y con mucha gente por detrás, creen que están descubriendo un imperio, de allí viene el error de “Imperio inca“. Porque Huayna Cápac no era un emperador, era un Inca, un gobernante. De haber sido emperador hubiera tenido palacios y no los tuvo. Yo conozco como pocos la arquitectura inca, que es un tema que incluso a nivel mundial se sabe poco; por eso hasta ahora no hay un libro sobre Machu Picchu, tampoco sobre Ollantaytambo, menos sobre la ciudad del Cusco: porque no hay especialistas sobre Cultura inca. A mí me ha costado trabajo entrar en el tema y ya conozco algo, y para eso ayuda el conocimiento de los idiomas.

 

- ¿Qué idiomas se hablaban en el Cusco?

En el período de mi formación como antropólogo se dio el caso curioso de que había la cátedra de lingüística pero no había quién lo dictara. Así que se pidió ayuda a la Fundación Ford y esta mandó profesores de Estados Unidos para enseñar Introducción a la Lingüística y Lingüística General. Con esos estudios seguí investigando, y descubrí que en el Cusco se hablaban cinco idiomas: cauqui, que siguen hablando en la sierra de Lima; el jacaru, que siguen hablando en Moquegua y Bolivia; el puquina, que siguen hablando por Arequipa, y finalmente el aymara y el quechua. En la famosa Iglesia de Andahuaylilas, entrando a mano a izquierda, está el bautisterio; arriba de él está escrito: “Te bautizo en nombre del espíritu santo”, en latín; y a los lados, hay pilares pintados con flores y otros ornamentos, donde está la misma frase en cauqui, jacaru, puquina, aymara y quechua. Cuando vino Cerrón-Palomino, lo llevé al sitio y me confirmó, que efectivamente, se trataba de los idiomas mencionados. También Torero verificó los datos de la Iglesia de Andahuaylillas. Por eso es que algunas crónicas dicen que los incas tenían idiomas que el pueblo no entendía. Además, el quechua no es originario del Cusco, es traído de la zona de Ancash; es un idioma que se va perfeccionando y difundiendo junto con las conquistas de los incas, quienes entre ellos no se dicen que son la Cultura inca, se dicen los quechuas o queshuas, porque somos los cultivadores de maíz y vivimos en la zona queshua.

 

   
  Hallazgos en Qorikancha robados del Museo Inka  

- ¿Podría mencionar algunos vestigios de esos idiomas en el Cusco?

Hay muchas toponimias como Huanacaure, que no es quechua, es cauqui. Podemos decir que el cauqui era un idioma que consideraba algunos cerros como sagrados. Cauqui es una palabra aymara, por ejemplo, que entra en el idioma quechua. ¿Por qué? Porque hay prestamos lingüísticos, y el quechua actual tiene un 20% de préstamos lingüísticos del aymara, que ya son parte del quechua. Muchas de las toponimias del Cusco pertenecen a estos cinco idiomas, y con mayor razón las relacionadas a la religión. Por ejemplo, Ausangate, nadie sabe que no es quechua, es cauqui, porque los cauqui que vienen acá, hablando su idioma, ven al apu, y le ponen nombre de inmediato. Salcantay también es cauqui. El cauqui es hablando por los asentamientos que se desarrollan en la zona de Lima; en la provincia de Yauyos, por ejemplo, actualmente lo siguen hablando. Los incas, en su proceso de conquista, se quedan allí y fabrican andenes para mejorar el cultivo del maíz, porque el cultivo del maíz no es para consumo, sino para semilla, nada más. Entonces la semilla era muy importante, porque en la agricultura inca, y preinca, no había fertilizantes y por lo tanto había que cuidar mucho la semilla.

- Sus observaciones ¿qué le han informado sobre las técnicas agrícolas?

La tecnología de la época de los incas está en funcionamiento actualmente. En la zona de Ollantaytambo, existe un ayllu donde están ampliando los andenes, porque está creciendo la población. Cuando estaban en pleno trabajo, encontré solamente a diez hombres, cosa que me llamó la atención. Me acerqué y, hablando en quechua, les pregunto: “¿Ustedes nomás están trabajando, y el resto?“; “No ?me dicen?, han ido a la Yunga a traer tierra caliente”.

 

- ¿Y qué es eso?

Para nosotros es el humus. “¿ Y para qué?”, les sigo preguntando. Y me responden: “Cada cinco años vamos a la yunga a traer tierra caliente, para cambiar cincuenta centímetros de tierra en cada andén”.

Por tanto, hay una renovación permanente y recién uno se explica que es un andén. En cuatro años se reduce el humus, se termina, y por tanto se termina la semilla de calidad. He encontrado sitios que están sembrando en unos andenes, mientras que en otros no. Les pregunto por qué no siembran en esos andenes, y me responden que “están en descanso”. ¿Cuánto tiempo van a descansar? Cinco años.

 

La agricultura en andenes sería la más costosa, pero la más ecológica, la más sana, la menos contaminada. Ahora ya no se practica como antes, por lo tanto el comercio ha disminuido, la calidad y el tamaño del maíz han bajado por que no hay ese tipo de mantenimiento de los andenes. Hace poco, camino de Apurímac, paré el carro y vi que habían diez costales llenos para el sembrío de maíz- al preguntar si sembrarían todo eso, me dijeron que no, que solo dos costales eran de maíz; los ocho restantes eran fertilizantes. Así se siembra ahora, y no se gana nada, porque es muy caro el fertilizante y muy dañino.

 

- ¿Cuál es la comunidad que le ha revelado más evidencias de nuestra cultura?

Excavando, y siguiendo los patrones de la antropología, visité muchas comunidades campesinas donde persisten todavía costumbres de la época de los incas. Hay en ellas gran información que no está publicada. En 1956, el Dr. Óscar Nuñez del Prado organizó la expedición a K’ero, y yo era su asistente. Como montaba muy bien a caballo, me dijo que me adelantara a ver dónde pondríamos nuestras carpas. Me adelanto y me encuentro con Hatun Kero. Esa experiencia me sirvió para ampliar qué es la arqueología, y poder decir gracias a eso, que en Machu Picchu no vivía nadie, conclusiones científicas comprobadas, pues eran centros administrativos ceremoniales ocupados solo en fiestas, en cambios de autoridades y en almacenamiento de colcas que estaban dentro de Cusco y dentro de Machu Picchu. Las 140 toneladas del maiz, según se ha calculado, cosechada cada año en los andenes en Machu Picchu, ¿dónde las guardaban? Por eso, cuando Bingham dice que no dejó metro cuadrado sin excavar y no encontró nada, el único en el mundo que le cree soy yo, ¿por qué? porque he excavado en el Cusco y he excavado Machu Picchu y Huánuco Pampa ?cinco veces más grande que Machu Picchu?, y conozco la arquitectura inca: eran depósitos y punto.

 

En K’eros, aprendí que los incas no construían ciudades, sino llactas, que no equivale a ciudad pues en ellas no vivía nadie: no había baños, desagüe, nada de eso. Allí también aprendí qué es un kipucamayoc, porque conversé con uno real, quien me mostró una habitación llena de quipus incas. “Escoge uno ?me dijo?, este es de la costa y quiere decir tal cosa y tal otra”; y no es cosa del otro mundo, es solo estadística. Me dijo qué es un quipu, para qué y cómo se hace. Luego visité un tambo inca, que estaba funcionando. Para conocerlo andé 15 kilómetros por un camino empedrado, llegué al tambo y me quedé asombrado, en el lugar había como un pedazo de Sacsayhuamán, construido en un total de 60 metros de largo, en zigzag: el dios Rayo o Illapa. Y, prácticamente al lado, habían manantiales termales, y allí construyeron el tambo. Entré y era como un hotel de seis estrellas, porque los hoteles de cinco estrellas sirven la comida de refrigeradora, guardadados o tres días, pero en ese tambo había un conjunto de ollas tapadas, con todos los alimentos molidos preparados, el charqui, las yerba aromáticas, todo, lo único que había que traer era agua y mezclar la comida para prepararla; por eso digo lo de hotel de seis estrellas. Al utilizarlo, tenías que dejar algo y seguir el camino. Pero eso no es todo. Estábamos bajando un conjunto de andenes, abandonados por supuesto entre árboles de la zona, cuando el guía me pregunta: “¿Escucha música?“. Le respondo que sí y él me comenta que “se trata de [fulano de tal] que está viniendo; cada uno de nosotros, antes de llegar al tambo, tenemos que tocar nuestra música para ser identificados, y la gente ya sabe, el tambocamayoc sabe quién está viniendo”. Por eso siempre digo que, respecto a la cultura de los incas, todo lo escrito sirve de poco y hay que actualizarlo o volverlo a escribir. En ese nivel estamos.

 

- Hábleme del Cusco prehistórico

Descubrí en la zona de Picchu colmillos de mastodonte; luego, en Wimpillay, cliptodontes y megaterios. Es decir, estoy hablando del Cusco de un millón cien mil años atrás, ¿qué arqueólogo habla de eso? Nadie quiere excavar como se debe. Incluso mis discípulos dicen: “Qué sabrá Barreda, nosotros continuaremos de acuerdo con Rowe y la escuela norteamericana“.

En el Museo Inca ya se encuentra la síntesis de mis investigaciones, donde se muestra el origen de los Incas, no fundado en mitos y leyendas, sino en procesos, gracias a hallazgos desde el Precerámico.

 

Al seguir el Precerámico, con algunos alumnos excavamos en Espinar y se encontramos 1800 puntas de proyectil, instrumentos líticos, incluso hasta talleres donde se fabricaban puntas de proyectil al borde del río Apurímac. La mina Tintaya nos prestó tres ambientes para el museo del precerámico, incluso con pinturas rupestres, pero el Municipio de la zona dijo que eso les pertenecía y agarraron todo y lo pusieron en cajas de cartón. El alcalde se las llevó y allí está todo botado. Pero nosotros ya estamos preparando un libro sobre el Precerámico del Cusco, donde hablamos de 5000 años antes de Cristo, del origen del poblamiento del Cusco, de los marcavalle, chanapata, cotacalle, killque, lucre, y luego los incas. Otro ejemplo, el Cusco está totalmente inundado por un lago maravilloso del pleistoceno. Al romperse la represa por la zona de La Angostura, que es por allí que se desagua, siguen viniendo los animales allí, se enfangan y se mueren, y por eso encontramos fósiles en todos los lados del Cusco, de estos animales del pleistoceno, de casi doscientos millones de años. En este momento hay un fósil armado íntegramente, que es un cliptodonte, pero “escondido” en un depósito de Piquillacta, a 15 kilómetros del Cusco. No sé para qué lo tienen allí, sin exhibirlo al público.

 

   
  Qotahalli: prueba documental  

- Al parecer, se está excavando de manera exhaustiva en Sacsayhuamán, ¿qué de nuevo aporta eso?

En este momento soy miembro del Instituto Americano de Arte. El presidente, Víctor Ruíz Caro, es dueño de unos terrenos en Sacsayhuamán y los ha donado para hacer el Museo de Sitio de las piezas artísticas del Instituto Americano de Arte, y de paso, para hacer el Museo de Sitio de Sacsayhuamán, porque actualmente hay más de cien obreros y arqueólogos excavando en diversos sitios del parque. El parque arqueológico no solo es Sacsayhuamán , son 34 sitios, y cada día se encuentran maravillas, como por ejemplo 1400 dientes de mono perforados para collares, dientes de sajino, que posiblemente eran collares que traían los marcavalle de sus relaciones con la selva. Se han encontrado bellísimas esculturas de oro, de un centímetro, que representan hombres, correspondientes a la época inca. Se ha encontrado una escultura de felino recostada sobre una roca, como si fuera la tapa de un ánfora, que es la escultura más bella del mundo; en el libro Cusco del Mito a la Historia está la foto. Todos los días me llaman los arqueólogos para ver los hallazgos y la única solución es decir: es necesario un Museo de Sitio para guardar todo y exhibir estas maravillas, que tengo el privilegio de conocer, pero que lamentablemente el pueblo no conoce, pues luego van a una caja de cartón y después al depósito, recinto cuyo candado lo tiene el INC.

 

A la señora Bákula le he dicho que es necesario que entienda que en Sacsayhuamán se está excavando, pero no se está investigando; que esperamos sus buenos oficios para que hable con sus subalternos de Cusco y sugiera la construcción de un Museo de Sitio, y hasta ahora nada.

Paniagua, cuando Presidente, preguntó aquí cuánto era el ingreso por Machu Picchu, y de regreso en Lima dio una ley para que el 15% del ingreso bruto de Machu Picchu vaya al INC de Lima. Así que, por, ley, hay que mandar este dinero, y aquí no queda un sol para investigar Machu Picchu. De los ingresos de Sacsayhumán, que son millones, todo se va a Lima, y si no se cumple con mandar a Lima, ¡afuera el Director! Esa es la situación. Todos los días insisto que el INC de Cusco debe ser regional, pasar a la Región, pero en Lima no quieren anular la ley porque perderían mucho dinero, millones. Esa es la decisión del INC, a costa del trabajo de la arqueología cusqueña.

 

- ¿Qué se puede hacer?

Un Centro de Investigación y publicar todos los descubrimientos, que en realidad son extraordinarios. Hay cosas en arquitectura que son únicas en el mundo. Solo en mi archivo hay 80 volúmenes, de 400 fotos cada uno. Cuando se publique mi libro sobre Sacsayhuamán, por primera vez se conocerá qué fue Sacasayhumán; por primera vez sabrán que en el Cusco no vivía nadie. Hace dos años dicen descubrir la casa de Pachacútec, por San Blas. Pero él no vivía en el Cusco; eso de ciudad nobiliaria es un cuento, nadie vívía acá, todo era zona administrativa y nada más.

Igual en el caso de Machu Picchu. ¿Qué cosa encontró Bingham? Depósitos, porque los hacendados ya habían mandado a huaquear las tumbas, con todo lo que ofrendaban allí, y el resto, que estaba a la mano, se lo llevaron a Vilcabamba, ¿qué encontró Bingham? Nada. En los sitios que excavaron encontraron cantaritos, objetos de 10, 20 centimetros, el mayor creo que es de 30 centímetros. En total son 380, mas 45 000 fragmentos de cerámica. Todo lo mejor lo pusieron en Internet. Bajé las imágenes, así que tengo todo el registro de la colección de Machu Picchu en mi casa. Más informado en arqueología no puedo estar. Además he entrevistado al hombre que armaba la carpa de Bingham, así como a su hermano, el arriero que llevaba las cosas. Sé todo lo que llevaron y sacaron, porque yo los he entrevistado. Sé que fueron tumbas de mujeres en un 40% y un 60% de hombres. Lo cual ha sido confirmado por John Verano, antropólogo físico que estudia allí, y saca muy buenas conclusiones.

 

- ¿Nos hacen falta especialistas?

En el Perú no tenemos especilistas en metalurgia inca, ni preinca, menos especialistas en tejidos. No hay especialistas en arquitectura, ni en escultura, entonces ¿de qué pueden hablar los libros de Machu Picchu?, de casi nada; ¿de qué pueden hablar los libros de Sacsayhuamán?; ¿sobre el Koricancha quienes pueden hablar? Nadie. Casi todo está sin investigar. Y las investigaciones que yo he hecho, durante 44 años, fueron realizadas con mi peculio. Ni la Universidad, ni el INC, ni el Patronato de Arqueología, nadie me ha dado un sol. Estudié ingeniería electrónica para formar una estación de radio, y formé una biblioteca, excavé en sitios grandes, todo con mi dinero. Y lo que encuentro, lo inventario y lo entrego al INC. Yo me quedo solo con las fotos. Pero estoy meditando seriamente en aceptar la propuesta de publicar mis investigaciones hecha por una universidad argentina, a cambio de donarles mi biblioteca.

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