vivienda_en_ltaUna de cada tres familias latinoamericanas reside en una vivienda precaria.

"muchos solicitantes de hipotecas no pueden documentar sus ingresos en la ventanilla del banco porque tienen trabajos informales" César Bouillon, peruano, economista del BID, autor del estudio.

¿Por qué es tan difícil para muchos latinoamericanos comprarse una casa?

Redacción BBC

Una de las imágenes más lacerantes y extendidas de América Latina son sus grandes zonas marginales a las afueras de las ciudades en las que la inseguridad y la falta de higiene son la norma. Millones de personas necesitan un techo digno, ¿pero pueden los gobiernos construir tantas casas?

Según un informe del Banco Interamericano de Desarrollo hacen falta acciones que vayan más allá de la simple entrega directa de techo a las familias de bajos ingresos y de los subsidios para la compra de vivienda.

Los autores del estudio, llamado "Un espacio para el desarrollo: los mercados de la vivienda en América Latina y el Caribe", creen que la participación del sector privado es crucial para resolver el déficit de vivienda que afecta a la región.

Si los gobiernos quisieran resolver el problema por sí solos -por medio de programas de vivienda pública- necesitarían invertir US$310.000 millones, un 7,8% del PIB de la región, es decir, siete veces más del dinero destinado actualmente.

Una de cada tres familias latinoamericanas, alrededor de 59 millones de personas, reside en una vivienda inadecuada, construida con materiales precarios o carentes de servicios básicos.

Muchos de ellos quieren acceder a una vivienda adecuada y asequible, pero la oferta es insuficiente y en la mayoría de los casos los recién llegados a las ciudades se ven obligados a instalarse en viviendas informales, como en las zonas marginales.

 

 

Demanda

 

¿Pero ante una demanda tan grande, por qué las grandes constructoras no aprovechan la oportunidad de negocio?

El economista que ha dirigido el estudio, el peruano César Bouillon, responde a BBC viviendasMundo que pocas familias latinoamericanas pueden acceder a una hipoteca.

"Eso se debe en gran parte a que muchos de esos solicitantes no pueden documentar sus ingresos en la ventanilla del banco porque tienen trabajos informales", comenta Bouillon.

Otra causa que menciona es que para el constructor solo es rentable edificar vivienda para los sectores de clase media y alta.

"En las zonas pobres, los márgenes de beneficio son muy pequeños, y además tienen la competencia de los constructores informales y de quienes se construyen su casa".

Los autores creen que no hay una solución única para resolver este déficit de vivienda. Entre los cambios sugeridos se encuentran reformas legales que simplifiquen la burocracia y hagan más atractiva la construcción de viviendas destinadas a las clases bajas.

También recomiendan una reforma del mercado hipotecario que brinde mayor protección a los derechos de los acreedores, sistemas de evaluación del riesgo crediticio más eficaces y, además, registros de la propiedad más amplios.

Salud y educación

El estudio se basa en la premisa de que una vivienda es algo más que un techo y cuatro paredes.

La región podría experimentar mejoras en muchos de sus problemas endémicos si solucionara su déficit de viviendas adecuadas y asequibles, según el estudio.

Las condiciones de la vivienda y el barrio influyen de manera decisiva en la salud, alimentación y educación de la población, así como en su acceso a oportunidades económicas y su grado de vulnerabilidad a los problemas sociales, señalan los autores.

Una de las conclusiones de la investigación es que más de la mitad de los residentes en muchas de las grandes ciudades latinoamericanas como Caracas, Lima o Buenos Aires, no tienen dinero para comprar una vivienda adecuada (ver cuadro).

 

Distintas estrategias

 

El caso más grave es el de la capital venezolana, según el estudio, donde a ocho de cada diez hogares no les alcanza el dinero para tener cada propia, debido principalmente a la escasa oferta privada de viviendas asequibles.

Para paliar esa carencia, el gobierno venezolano puso en marcha el año pasado el ambicioso plan Misión Vivienda, que prevé construir dos millones de casas entre 2011 y 2019.

Preguntado sobre la viabilidad de ese plan, Bouillon responde que será posible si el gobierno tiene los fondos: "Esa opción es la que ha decidido seguir el gobierno venezolano".

"Otros gobiernos de la región", continúa el economista del BID, "combinan la iniciativa pública con los incentivos al sector privado para que construya vivienda social".

En Colombia, destaca como ejemplo Bouillon, las autoridades incentivan a los desarrolladores privados de viviendas para que en su proyecto incluyan casas para todos los niveles de ingresos.

Otro caso que señala es el de Sao Paulo. Mientras que la mayoría de políticas públicas ponen el énfasis en el acceso a la propiedad, las autoridades locales de la mega urbe brasileña tratan de facilitar vivienda de alquiler a las familias pobres.

En México, algunas iniciativas no se enfocan en la vivienda nueva, sino en la mejoravivienda_en_lta de la existente. El programa Patrimonio Hoy de la cementera Cemex apoya a las familias que construyen su propio hogar con microcréditos y asistencia técnica.

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