¿Serán capaces los cusqueños de establecer un plan o una estrategia de desarrollo de largo plazo basada en la exportación?


Entrevista al Dr. Efraín Gonzales de Olarte
Vicerrector académico de la Pontificia Universidad Católica del Perú

Redacción de Valicha

 

efrain-gonzales1“Las Facultades de Química, Biología e Ingeniería están en deuda con la investigación aplicada. La firma del TLC puede constituirse en un acicate para que estas especialidades se pongan las pilas y comiencen a establecer una estrategia de innovación y transferencia tecnológica.”

 

 

– ¿Cuáles son los beneficios que a mediano plazo podría obtener la región Cusco del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos? ¿Cuáles serían las desventajas?

El Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos es un gran desafío para el Perú y para sus regiones. Creo que los beneficios estarán en función de la capacidad de los empresarios y los productores de incrementar sus productividades, su oferta exportadora y su competitividad. Con la firma del TLC, los que se beneficiarán serán los que estarán preparados para competir, innovar y arriesgar. En el Cusco, solo algunos sectores están preparados para competir, aparte del turismo y de algunos productos agroindustriales.

 

El desafío para los gobiernos regionales, el gobierno central y los empresarios será buscar el establecimiento de políticas sectoriales precisas para los sectores que pueden beneficiarse del TLC, con mucha cooperación y sinergias entre ellos, para crear nuevos productos (bienes y servicios) de exportación y, sobre todo, para incrementar sustantivamente la oferta exportadora. Este punto es crucial, pues no es posible pensar en exportar sin pensar en mayores escalas de producción, pues los niveles de demanda de los estadounidenses, con casi 300 millones de consumidores, es enorme, y cuando ellos quieran importar productos agropecuarios o agroindustriales que caracterizan al Cusco, no van a pedir unas cuantas toneladas sino probablemente miles de toneladas.

 

¿Cómo responder a esto? Creo que hay dos vías: la producción individual de gran escala (la gran fábrica grande, la explotación de cientos de hectáreas) o la asociación o cooperación entre pequeños productores para establecer una oferta conjunta grande. Así que el TLC obliga a invertir en grande, probablemente atrayendo a capitales de fuera del Cusco, pues no tenemos capitalistas grandes, y a establecer alianzas, cooperativas de exportación o asociaciones que integren a muchos productores que producen poco para satisfacer demandas grandes. Aquí habrá que cooperar para competir.

 

Es obvio que el TLC obliga a establecer una estrategia de desarrollo regional en cada región del país, en función de los mercados externos, no sólo los de Estados Unidos sino también en función del resto del país. Está comprobado que no existen empresas exportadoras sino regiones exportadoras con empresas dinámicas que interactúan entre ellas creando externalidades y mayores oportunidades para otros productores, con gobiernos que las apoyan creando condiciones favorables para la competitividad; es decir, construyendo la infraestructura necesaria, facilitando la innovación tecnológica (aquí las universidades como la San Antonio de Abad del Cusco deberían jugar un papel importante), asociándose para buscar oportunidades de negocios en Estados Unidos. Las Cámaras de Comercio deberían cambiar de orientación y de dinámica, buscando que sus socios hagan alianzas estratégicas con empresas de otras regiones e incluso con empresas estadounidenses.

 

¿Serán capaces los cusqueños de establecer un plan o una estrategia de desarrollo de largo plazo basada en la exportación?

Como decía, en el largo plazo los beneficios solo vendrán, si y solo si, se invierte más, se innova y se atrae a profesionales y técnicos calificados. El Cusco, creo que a diferencia de otras regiones, tiene atractivos que pueden ayudar a atraer capitales y personas, Machu Picchu, la misma ciudad, las ciudades intermedias y los pueblitos y su gente son factores de atracción no solo para el turismo sino para convertir al Cusco en un sitio de reuniones y conferencias internacionales, con especial oferta para los estadounidenses como parte del TLC, para lo cual se requiere infraestructura de centros de convenciones, hoteles con todas las facilidades, pero no solo en la ciudad sino también en otros sitios, mejores rutas turísticas y hostales rurales. Cuando se construya la Interoceánica, estas actividades pueden dinamizarse aún más.

El problema es saber hasta qué punto puede beneficiarse toda la población. Esto dependerá del nivel de integración económica que tenga la economía cusqueña, que hoy es bastante desarticulada. La integración debe darse a través de la integración física: en primer lugar, a través de mejores rutas, energía y comunicaciones y esto es tarea de los gobiernos regionales y municipales. En segundo lugar, es necesario ampliar la integración económica, a través de mayores inversiones en sectores capaces de emplear más trabajadores, insumir más materias primas de la región y exportar más. En tercer lugar, el Estado, en sus tres niveles de gobierno, deberá completar la infraestructura básica, ampliar y mejorar la calidad de la educación y la salud pública, medios a través de los cuales se dará una mayor integración con el Estado. El TLC, y cualquier tratado de libre comercio, tendrá mayor impacto en aquellas regiones más integradas, pues la integración genera mayores efectos multiplicadores.

 

– ¿La producción agrícola de la región se verá afectada? ¿La rebaja de los aranceles realizada últimamente por el Gobierno a los productos agrícolas afecta o beneficia? ¿En qué productos?

Es obvio que toda rebaja de aranceles afecta a los productos que compiten con las importaciones. Sin embargo, regiones alejadas como el Cusco tienen una protección relativa por la distancia; en otras palabras, las distancias y los costos de transporte funcionan casi como un arancel que las protege. Pero si tenemos en cuenta que el tipo de cambio se va revaluando a favor del sol, las importaciones se hacen más baratas, lo que hace menos competitivos a los productos cusqueños. En general, la apertura, las rebajas de aranceles y la apreciación cambiaria van en contra de las posibilidades de la producción agrícola cusqueña, ante lo cual solo hay dos soluciones: o se incrementa enormemente la productividad total de los factores (tierras, capital y trabajo) para poder competir, o se buscan productos nuevos o tradicionales en los cuales el Cusco tenga ventajas comparativas absolutas, pues no tendría competencia en otras partes. ¿Cuáles son esos productos? Algunos tipos de papa, el aguaymanto, el sauco procesado, el maíz gigante, el pimiento piquillo, la alcachofa envasada, la quinua y la kiwicha procesadas, productos derivados de los auquénidos. En buena parte, se requiere incrementar el valor agregado de los productos tradicionales agropecuarios.

Fuera de estos, no hay porvenir para los productos agrícolas tradicionales a más de 3000 metros, pues sus productividades son muy bajas, están muy alejados del mercado y su oferta es muy limitada. Una mayor apertura de las economías, con o sin TLC, será fatal para los campesinos. Estos deberán transformarse, deberán migrar, podrían venderse a sí mismos como atractivos turísticos, como es el caso de la isla de Taquile en Puno, o simplemente quedarán aislados y empobrecidos. Para ellos, estos tratados pueden convertirse en una fuerza de transformación o de desaparición.

 

– ¿Podrán las comunidades campesinas beneficiarse del Tratado de Libre Comercio?

Las comunidades campesinas son formas de organización diseñadas para la supervivencia, la seguridad alimentaria y territorial. Están lejos de poderse convertir en organizaciones para el desarrollo empresarial para la exportación, que es lo que se requiere para beneficiarse del TLC. Solo aquellas comunidades que, corporativamente, generen una oferta atractiva para el turismo, ya sea promoviendo el turismo etnológico, el turismo ambiental y paisajístico, podrían tener alguna chance de hacer empresa y exportar sus servicios, pero aún en ese caso su organización social se verá afectada y solo se presentarán como una fachada de comunidad, como es el caso de varias ex comunidades campesinas de la costa, como Muquiyauyo, que se siguen llamando comunidades, pero su organización social ha dejado de ser comunitaria, para convertirse en más individualizada.

 


“ El problema es saber hasta qué punto puede beneficiarse toda la población. Esto dependerá del nivel de integración económica que tenga la economía cusqueña, que hoy es bastante desarticulada. La integración debe darse a través de la integración física: en primer lugar, a través de mejores rutas, energía y comunicaciones y esto es tarea de los gobiernos regionales y municipales.”

 

– ¿Qué sectores de la economía de la región se verán potenciados? ¿Tiene el Cusco alguna ventaja comparativa con respecto a los productos "bandera" que interesan a Estados Unidos?

Creo haber contestado anteriormente a esta pregunta, por lo menos parcialmente. El sector más favorecido probablemente es el así llamado turismo y todos aquellos sectores que se le integran: transportes, alojamientos, restaurantes, empresas de servicios turísticos, los productores agrícolas que suministran a hoteles y restaurantes. Probablemente, uno de los productos “bandera” del Cusco es el maíz gigante del Valle Sagrado. Sin embargo, es probable que la producción en el futuro comience a decrecer, al ritmo de la creciente presión por tierras que está generando el turismo. No creo que a los consumidores estadounidenses les interesen productos en especial; en realidad, se interesarán en todos aquellos productos novedosos, bien presentados, con componentes ecológicos y en cantidades suficientes.

Una sociedad de consumo como la estadounidense está abierta a productos tradicionales o nuevos, siempre que tengan estándares de calidad debidamente normalizados. Lo que quiero decir es que para venderles a los gringos no solo hay que tener una oferta presente, sobre todo se les debe asegurar que cualquier bien o servicio se seguirá produciendo con la misma calidad varios años después.

 

– ¿Cuál es el rol que le corresponde al gobierno regional frente a la aplicación del TLC?

Como he señalado, el TLC es un desafío productivo y social. En mi opinión, si se firma el TLC, se debe establecer una estrategia de desarrollo exportador, para lo cual es crucial políticas sectoriales. Es aquí donde deben entrar los gobiernos regionales, pues deberían ser los encargados de conducir estas políticas, las que deberían tener tres componentes. El primero es establecer planes de desarrollo regional con un marcado sesgo exportador, para lo cual se deberá contar con la participación de productores, gremios, universidades, ONG, para fijar prioridades sectoriales, determinar las especializaciones productivas y productos específicos y productos bandera.

El segundo es precisar las políticas sectoriales especialmente, la política de financiamiento de la inversión, la política de comercialización y consecución de mercados externos, el acceso a paquetes y vectores tecnológicos (aquí será crucial la participación de las universidades y los institutos de investigación y establecer alianzas empresa-universidad) y la coordinación con otras regiones y con el gobierno central.

El tercero es redistribuir los frutos del crecimiento exportador en función de los impuestos recaudados debido a la expansión de la producción y consumo regional, como fruto de las actividades exportadoras. En este último aspecto, al gobierno regional le corresponde redistribuir oportunidades productivas y de inversión, antes que recursos para el consumo privado.

Como se observa, las tareas de los gobiernos regionales son grandes y exigentes, tanto desde el punto de vista técnico - pues han de requerir de personal profesional y técnico lo más calificado posible - como desde el punto de vista sociopolítico, porque deben establecer alianzas estratégicas con distintos sectores de productores con intereses a menudo divergentes o en conflicto. Existe, sin embargo, un problema estructural que debería resolverse: las actuales regiones (de tamaño departamental) no tienen las escalas productivas suficientes ni la suficiente diversidad de productos como para lograr niveles de competitividad para exportar exitosamente. Por ello, pienso que una condición sine qua non es la integración de departamentos en regiones de mayor tamaño. Cusco, por ejemplo, debería hacer todo lo posible para integrarse con Apurímac y Madre de Dios, para lograr escalas económicas suficientes como para integrarse con éxito a cualquier TLC. En mi opinión, si no se logra la integración por vías políticas o a través del referéndum que establece la ley, es necesario que los gobiernos regionales puedan establecer alianzas estratégicas con el propósito específico de exportar dentro del TLC.

 

efrain-gonzales2– ¿Habrá mejores oportunidades para el desarrollo de otras actividades que no sean las turísticas?

Todo dependerá de la capacidad empresarial de la región. En el Cusco necesitamos más Yucras, Oviedos, Añaños, Bejaranos, para responder a las oportunidades que se abren con el TLC. El problema es que si el Cusco en particular, y las regiones en general, no generan más empresarios o no los importan, el TLC puede convertirse en un inhibidor del desarrollo, en la medida en que la producción externa puede inundar la región a precios más bajos, sobre todo debido a la apreciación cambiaria. Por ello, sostengo que la apertura comercial que daría un Tratado de Libre Comercio, que, en esencia, es establecer un comercio bilateral sin aranceles, ya se inició en el Perú con la reducción progresiva de estos últimos, pero sobre todo con el problema cambiario generado por la exportación de minerales, que tiende a abaratar el dólar y a incentivar las importaciones antes que las exportaciones, que es la esencia positiva de un TLC.

 

– ¿Habrá mejores oportunidades para el desarrollo de otras actividades que no sean las turísticas?

Todo dependerá de la capacidad empresarial de la región. En el Cusco necesitamos más Yucras, Oviedos, Añaños, Bejaranos, para responder a las oportunidades que se abren con el TLC. El problema es que si el Cusco en particular, y las regiones en general, no generan más empresarios o no los importan, el TLC puede convertirse en un inhibidor del desarrollo, en la medida en que la producción externa puede inundar la región a precios más bajos, sobre todo debido a la apreciación cambiaria. Por ello, sostengo que la apertura comercial que daría un Tratado de Libre Comercio, que, en esencia, es establecer un comercio bilateral sin aranceles, ya se inició en el Perú con la reducción progresiva de estos últimos, pero sobre todo con el problema cambiario generado por la exportación de minerales, que tiende a abaratar el dólar y a incentivar las importaciones antes que las exportaciones, que es la esencia positiva de un TLC.

 

– ¿Qué rol les corresponde a las universidades cusqueñas frente a la necesidad de formación y capacitación de los recursos humanos de la región? ¿Y cuál es su rol frente la investigación tecnológica?

Este es un verdadero desafío, pues las universidades tienen un atraso con respecto a las necesidades tecnológicas de los sectores productivos de la región. En general, casi todas las universidades –no solo del Cusco sino también de otras regiones– han estado concentradas en formar profesionales antes que en investigar. En las dos universidades del Cusco casi no se investiga en función de necesidades empresariales o productivas de la región. La UNSAAC tuvo durante mucho tiempo dos proyectos importantes sobre la papa y sobre la kiwicha, que creo que fueron los únicos en su género. No sé si estos proyectos continúan, en una etapa de buscar producción exportable o transformación industrial de dichos productos. Las Facultades de Química, Biología e Ingeniería están en deuda con la investigación aplicada. La firma del TLC puede constituirse en un acicate para que estas especialidades se pongan las pilas y comiencen a establecer una estrategia de innovación y transferencia tecnológica. Afortunadamente, hoy existen condiciones excepcionales para lograrlo, pues, por un lado, las universidades de la región cuentan con recursos financieros provenientes del canon y, por otro lado, la UNSAAC acaba de integrarse a una red de universidades compuesta por universidades de ocho departamentos, que incluyen a la Pontificia Universidad Católica del Perú y la Universidad Peruana Cayetano Heredia; es decir, las mejores universidades de provincias han establecido un marco en el cual la cooperación y el intercambio académico puede ser muy favorable para diseñar con mayor facilidad y con supervisión proyectos regionales de investigación para el desarrollo regional y exportador.

Por el lado de la formación de profesionales por las universidades, me queda la duda de si están formando los profesionales que precisa el desarrollo regional, no solo por las especializaciones requeridas (¿se da una formación en Biogenética en una región con la riqueza genética del sur?) sino por la actitud que deben tener profesionales en una región donde su formación no encuentra una demanda inmediata en los sectores económicos y que, en consecuencia, deben adaptarse o autogenerar su propia demanda; es decir, convertirse en empresarios. ¿Están nuestras universidades generando estos profesionales? Si lo están haciendo, enhorabuena; si no, manos a la obra, que esta tarea es de largo plazo.

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