El Pecado de Camisea

JaimeQuijandria02"Debemos volver a mirar a Camisea con una visión de largo plazo"

Chile  ha gravado con impuestos a la minería, y el dinero lo dedica exclusivamente a mejorar la ciencia, la tecnología y la capacitación al más alto nivel.

Jaime Quijandría Salmón, Ex-Ministro de Energía y Minas

Entrevista de Patricia Marín


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Chile le ha gravado con impuestos a la minería, y el dinero lo dedica exclusivamente a mejorar la ciencia, la tecnología y la capacitación al más alto nivel. Está mandando alrededor de 1000 ó 1500 becarios de nivel avanzado a hacer postgrados en el extranjero.

 

El Pecado de Camisea

Jaime Quijandría Salmón, Ex-Ministro de Energía y Minas

Entrevista de Patricia Marín


 

¿Es Ud. Ingeniero?

 

No. Soy economista, lo que pasa es que estudié en la Molina, y a todos los que egresaban de esa universidad son ingenieros a excepción de los economistas. Además, en mi casa todos eran ingenieros: mi padre y mis dos hermanos. Me cansé de decir que no soy ingeniero, así que ya no discuto más. Lo que pasa que en la UNI, a los economistas sí les dieron el título de ingenieros economistas; La Molina siguió otra política y nos dieron el título de Economistas, después cerraron la facultad, por lo cual nos quedamos sin alma mater también.


Ud. ha sido un actor importante en el desarrollo del proyecto de Camisea que, entre otras cosas, es ya una nueva ciudad amazónica. En ella, según los informes, está el segundo aeropuerto con un número importante de vuelos diarios en el Perú, y donde se mueven capitales muy grandes; sin embargo la pobreza en la zona no ha disminuido, por el contrario ha crecido. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué teniendo tanta energía no podemos aún convertirla en desarrollo social?


Creo que hay varios problemas. Mal haría yo en echarle la culpa al Gobierno local, o al Gobierno regional. Todos tenemos la culpa. En primer lugar Camisea es una discusión de más de 20 años en el país, y cuando finalmente se lleva a cabo y se logra el consenso político para sacar la ley que permite que se convoque a una subasta, no se hizo un trabajo de comunicación a la población. Ese pecado, si se le puede llamar así, lo venimos pagando en los años siguientes a pesar de los éxitos. La población nunca tuvo conciencia de las dificultades que hubo que superar para finalmente llevar a cabo el proyecto. Yo no me quiero adjudicar ningún mérito, salvo el de la ejecución del proyecto. Ya estaba firmado cuando entramos al gobierno, y la firma significó aceptar una licitación hecha, en la época de un gobierno que terminaba, y terminaba mal, como el de Fujimori, con un contrato que se firmó en medio de un gobierno con mucho apoyo popular, pero de una duración muy corta como fue el del Dr. Valentín Panigua. Cuando entra el Presidente Toledo, la primera pregunta que me hace al invitarme a ser Ministro, es ¿qué hacemos con Camisea? Le respondí que había que seguir para adelante, porque volver a licitar no tenía sentido. Las condiciones del país permitiría que se presentasen postores de mejor nivel; en segundo, lugar había un contrato y un contratista, al que habría que hacerle un seguimiento. Y su respuesta fue clara: “Vamos adelante y usted fiscalice que el proyecto se haga dentro de la fecha”.


Tal vez nos dedicamos demasiado a fiscalizar las cosas desde el punto de vista de la ingeniería, ya que hubieron problemas de ese tipo (el ducto se rompió, por ejemplo). Así que dedicamos muy poco tiempo a la comunicación, para decirle a la población, y no solamente al área de influencia, que este es un proyecto de interés nacional y que debería interesarnos a todos, pues su impacto es de alcance nacional. Fue una omisión muy grande no haber difundo las bases de lo que se estaba tratando de hacer.


Realmente la idea era muy simple, traer el gas a un mercado cuya envergadura no conocíamos aún, y posteriormente desarrollar algún tipo de actividad petroquímica. ¿Por qué se hacía eso? Como no hubo hallazgo de petróleo en el país, la factura de importación de crudo iba creciendo año a año en el país, ya estábamos gastando dos mil millones de dólares en importar combustible. Por tanto el gas significaba una sustitución de combustible, era más barato, era propio, y otra ventaja es que era menos contaminante. Con esos objetivos es que se hizo el proyecto. ¿Pero qué es lo que sucedió? Que el mercado reaccionó más rápido de lo que pensábamos pues el diferencial de precio era importante respecto de otros combustibles, y el impacto ambiental era importante (la gente no lo nota, pero ahora en el centro de Lima se comienza a sentir un aire diferente, y esto básicamente porque los taxis ahora están usando gas natural, y eso es también una gran ventaja que aún no se mide).


Pero la verdadera complicación se presenta en la segunda etapa que es la de exportación del gas, pues dio pie a que muchos digan que estamos exportando algo que no tenemos. Yo creo que esto se ha aclarado: se tienen reservas suficientes. Lo que hay que hacer es un trabajo de exploración, estar seguros de que tenemos los próximos 30 años cubiertos. Finalmente, un tema no previsto es que el mercado del gas a nivel mundial se caiga. La unidad de medida del gas es el millón de BTU (Unidad Técnica Británica). Cuando se hizo el proyecto, el millón de BTU estaba entre cinco y seis dólares; durante la crisis del 2008 llegó a estar en 14 dólares, pero ahora está en 3.50. Entonces, sorpresivamente, cuando esperábamos que el precio iba a subir, incluso había proyecciones de hasta 18 dólares de BTU, nos encontramos con un mercado en 3.5 dólares ¿Qué es lo que hay que hacer? Exigirle al contratista que lo coloque en un mercado diferente al norteamericano, donde nos rinda más. Pensar en seguir mandándolo a Estados Unidos o a México, que están saturados de gas, no tiene sentido. Y creo que finalmente es lo que están haciendo, lo están llevando a Europa y buscando otros mercados.


Por otro lado, es cierto que el Gobierno regional ha debido colaborar con lo que se estaba haciendo, y utilizar los beneficios que ha tenido.


a Gaseoducto02

Se le debe exigir al contratista que lo coloque el gas en un mercado diferente al norteamericano, donde nos rinda más.

Usted ha hablado de la gestión de Camisea, y de los activos y pasivos de ésta, en el transcurso de estos 20 años. Sin embargo, usted mismo ha dicho en algunas oportunidades, e incluso ha escrito sobre ello, que los recursos naturales pueden ser muy importantes y pueden generar activos siempre y cuando se invierta o se adopten fondos de tres tipos, entre ellos los soberanos y los tecnológicos. ¿Alguno de esos fondos se han hecho efectivos?


No.


¿Y ese no le parece un problema mayor?


Definitivamente. Yo creo que la distribución del excedente es una decisión política porque requiere de una ley, pero aquí se jugó al corto plazo. Se jugó a darle plata a las regiones, con lo que uno queda bien. Se jugó a darle plata a las universidades, que han recibido 800 millones de Camisea. Habrá que ver qué han hecho con esa plata, pero investigación no han hecho. Probablemente han hecho cercos perimétricos, y una serie de obras de administración. Yo creo que todos, y no solo el Ejecutivo, hemos cometido el error de mirar a Camisea solo en el corto plazo, cuando en realidad debíamos haberlo visto mínimo a 30 años de plazo, tanto por el lado de la obra como por el lado del excedente. Ese recurso se va a acabar algún día, esperemos que sea más tarde de lo que pensamos, pero ya sean 50 trillones o cien trillones, en algún momento se va a agotar. Por tanto hay que convertirlo en capital, pues de lo contrario vamos sacrificar un recurso que es perecedero. Tenemos que cambiarlo por educación, por tecnología, y eso es lo que va a permitir que sigamos avanzando y no vivir de la coyuntura de los precios de las materias primas. Yo estoy convencido de eso.


¿Y cómo se puede convertir ese recurso en capital?


Los mejores ejemplos en la región son Brasil y Chile que han creado ese tipo de fondos. Chile le ha gravado a la minería, y el dinero lo dedica exclusivamente a mejorar la ciencia, la tecnología y la capacitación al más alto nivel. Está mandando alrededor de 1000 ó 1500 becarios de nivel avanzado a hacer postgrados en el extranjero. Algo de eso tendríamos que hacer nosotros. ¿Pero qué hicimos? Le dimos el 25% de los ingresos a las fuerzas armadas, pues lo manda la ley; se creó el famoso FOCAN, el Fondo de Defensa, sobre la base de ingresos de Camisea. En ese momento todavía estaba en el Gobierno y discrepé al respecto. Le dije al Ministro de Economía: me parece, como decimos en criollo, que estamos vistiendo un santo desvistiendo a otro. Sé que las Fuerzas Armadas tiene necesidades importantes, pero hay otras más críticas aún.


En fin, no hemos sabido mirar debidamente a este proyecto que ha significado un cambio importante. Pero estamos a tiempo para las correcciones. Ahí se requiere de un consenso político con las regiones. Las regiones no pueden seguir pensando "esto es mío, y por tanto yo decidiré qué cosa se hace", independientemente de lo que diga la constitución.


El error se cometió. ¿Qué se puede hacer para no dilapidar ese capital?


Tenemos que volver a mirar a Camisea con una visión de largo plazo. Así es como tenemos que mirar los proyectos para resolver los problemas de la energía, pues estos se demoran 5 ó 10 años en construir la infraestructura, y 20 ó 25 en redituar la inversión. Y está el problema político. Si el Ejecutivo no tiene mayoría en el Congreso, y Toledo, recuerde usted no la tuvo, es muy difícil proceder. Necesitamos un consenso nacional en una serie de temas, no solamente en energía. Es bien fácil echarle la culpa al Ejecutivo, pero el tema central es ¿nos podemos poner de acuerdo?


¿En qué deberíamos y podríamos consensuar por ejemplo?


Una primera cuestión es preguntarse ¿tenemos suficiente, para no estar atemorizados de que nos quedemos sin gas la próxima semana? Sigo escuchando a ingenieros que hablan y dan la impresión de que nos vamos a quedar sin reservas a la vuelta de la esquina. Cuando de lo que se trata es de desarrollar más y más reservas, y por lo tanto hay que tener la opción de los mercados abiertos. Si uno cierra sus mercados nadie va a venir explorar, que es lo que les está pasando a Bolivia y también a la Argentina.


Entonces hay que sincerar el asunto de cuánta reserva tenemos


Así es. Cuánto hay. ¿Tenemos lo suficiente?


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El sur va a necesitar más energía porque allí se van a ubicar asentamientos mineros importantes, y la minería es la principal demandante de energía.

¿Y desde su punto de vista tenemos lo suficiente?


Por su puesto. Para darle una idea, se discute si la certificación inicial que hizo una determinada empresa, que dijo que había 8.6 trillones de pies cúbicos, frente a otra consultora que dijo que había 11 trillones de pies cúbicos ¿Pero cuál es el consumo? Desde que Camisea empezó hasta el día de hoy, se ha consumido 0.5 de un trillón, o sea, si la cifra es 8 ó la cifra es 11, igual estamos cubiertos para los próximos 20 años. ¿Necesitamos prohibir la exportación? No. Lo que necesitamos es explorar más para que esa cifra de once pase a 15, por tanto ya no habrá discusión sobre cuánto hay, si no sobre qué mercados necesitamos. Necesitamos de emprendimientos como el de llevar el gas al sur, lo que está tratando de hacer un grupo....


¿Se está refiriendo a Kuntur?


Me estoy refiriendo a Kuntur, y me parece que esa es la solución. Llevar el gas al sur, ponerlo mucho más cerca de aquellos que dicen: “No, yo no me estoy beneficiando”. Lo cual no es cierto, se beneficia a través de la tarifa eléctrica; pero, en fin, eso podría ser demasiado gaseoso. Se están beneficiando por la menor contaminación ambiental, que es aún más gaseoso todavía. Tiene que ser una cosa tangible. Y cuando tengan el gas en la puerta de su casa, ¿qué uso le darán? La cocina, eventualmente la calefacción, y van a ahorrar una cantidad significativa de dinero.


Usted dice: tenemos recursos naturales, tenemos una economía basada en esos recursos, pero no tenemos un desarrollo emergente.... ¿a qué exactamente se está refiriendo?


Me refiero a que no todos están accediendo a las cosas básicas que podría ofrecer un proyecto como este: hoy día tenemos 6 millones de personas que no tienen electricidad en el país. En un país que está seguro de que tiene recursos suficientes....


Hablemos de la Región Cusco, que tiene una población rural muy alta. ¿Por qué teniendo el gas tan cerca aun tenemos tantas personas que cocinan con leña y no tienen luz en sus casas?


Fíjese, yo no quiero ser de ninguna manera contestatario de las decisiones. En las regiones se hará lo que ellas crean que es su primera prioridad, pero personalmente me pregunto ¿es de tal urgencia la realización del segundo aeropuerto internacional en el Cusco, como para concentrar allí una parte importante de los recursos que tiene la región? ¿No será mejor ponerles luz, agua, desagüe, carreteras transitables todo el año, y una suerte de apoyo alimenticio antes de estar pensando en estos megaproyectos? Y cada región tiene una fijación con algún proyecto de esta naturaleza. Dicen en Arequipa, que el día que se haga Majes 2, va cambiar dramáticamente. No, no va cambiar. No es que se tenga que hacer Olmos de todas maneras, ¿qué otra cosa podemos hacer con ese dinero, sobre todo cuando ahora el Estado ha decidido no invertir? El modelo está cambiando: el Estado se está retirando de ciertos sectores, ya no hace hidroeléctricas, ya no hace plantas térmicas, lo que hace el Estado es electrificación rural porque allí no quiere entrar el sector privado. Ese modelo tiene limitaciones, hay que revisarlo, hay que balancearlo. Hay que decir que el Estado debe seguir invirtiendo.


¿Por qué la inversión privada no ingresa a las zonas rurales? ¿Esta inversión debe ser subsidiada por el Estado específicamente?


Por lo menos a nivel de tarifas sí. Hablamos de las personas de más bajo ingreso, por lo que su nivel de consumo de energía es bajísimo. Por tanto, hacer el tendido de la línea, llevarlo al sitio, instalar los postes y hacer todo el sistema de instalación, implica asumir dos cosas: o una tarifa que el consumidor no va a poder pagar, o el nivel de consumo no va permitir recuperar la inversión. La solución reside en que el diferencial lo tiene que poner el Estado, debería tener que ponerlo.


¿Pero esta no es una obra sustancial? ¿Qué es lo que se está esperando para enfrentarla?


Personalmente creo que la gente va a ser cada vez más contestataria a esta situación. Es obvio que si yo no tengo electricidad y veo que la electricidad se la venden a terceros, me voy a preguntar ¿por qué no me la dan a mi? Este es un problema social que se está convirtiendo en un problema político y de seguridad. Por eso cuando hablo de comunicación, no me estoy refiriendo a avisos en los periódicos o a spots de televisión, no. Me estoy refiriendo a un esfuerzo serio de intercambiar puntos de vista con la población, de tal modo que poco a poco el ciudadano cambie su percepción. Pero ahora él percibe que le dan muy poco o nada, a pesar de que el país está creciendo a tasas importantes.


Creo que el esquema de la regionalización, que ha sido un logro muy importante para muchas regiones, tiene que ser revisado y debatido. Soy un optimista en el sentido de que he visto que las alcaldías han ido mejorando la calidad de los líderes. En el Cusco, por ejemplo, son profesionales, son maestros. Pero todavía falta, porque esos profesionales no han sido capacitados para manejar obras públicas, hacer expedientes técnicos, y eso es lo que hay que fortalecer.


¿Y quién debería tener esa responsabilidad?


Hay una entidad del Estado que se llama Servir, que se supone es la que debe formar a los gerentes, la que debe distribuir el recurso humano, y me pregunto ¿por qué no lo pueden hacer también las empresas? ¿Por qué no ayuda, en este sentido, el sector privado, ya sea realizando los proyectos o entrenando al personal?


¿Cuáles son las camisas de fuerza del Estado? ¿Por qué los gobiernos regionales dicen que sólo se les está permitido hacer obras de infraestructura?


Es cierto, la ley tiene una rigidez muy grande, especialmente para que no se invierta únicamente en gastos corrientes o se aumenten los sueldos es que puso que la ley de canon debía ser solamente para inversión. Incluso, se llega al detalle de de decir: inversión de fierro y cemento. Lo cual es un absurdo. Para hacer obras hay que hacer estudios, y todo eso ha tenido que flexibilizarse, y ahora se puede gastar hasta el 5% para hacer estudios. Incuso eso es demasiado restrictivo. La inversión para el desarrollo no solo es una pila ladrillos y cemento, hay que revisar eso.


a JaimeQuijandria02

Tenemos que volver a mirar a Camisea con una visión de largo plazo. Así es como tenemos que mirar los proyectos para resolver los problemas de la energía, pues estos se demoran 5 ó 10 años en construir la infraestructura, y 20 ó 25 en redituar la inversión.

¿El canon llega realmente a las comunidades que necesitan los recursos?


Este es un problema muy serio. Aunque no les guste a mis amigos cusqueños, hay que revisar cómo se distribuye el canon. No puede ser que siete departamentos se estén llevando el canon minero, para no hablar del gas, ¿y el resto? ¿Y los que no tienen minería? ¿Serán pobres de por vida?


Creo que habría que hacer una distribución donde la parte más importante quede en la zona, pero que se forme un fondo que permita darles algo a los departamentos que no tienen ningún recurso, a las zonas más pobres. Además, las regiones que reciben canon no son necesariamente las más pobres. Tienen su nivel de pobreza, pero la pobreza real, la más dura, está en otros sitios. Para remediar eso hay que tener un consenso político. Ese es el tipo de madurez que nos falta: sentarnos en una mesa todas fuerzas políticas, y establecer acuerdos, como lo hacen en otros sistemas. Puede que al final nadie quede plenamente satisfecho, pero se avanza en cuanto al bienestar general.


¿Cuál es el espíritu real de la ley del canon?


El canon es un mecanismo mediante el cual se devuelve a la región parte de la titularidad de la propiedad que antes reclamaba y no tiene. El canon empezó con el petróleo, y era un poco devolverle a la región lo que genera esta empresa vía impuestos, porque estos impuestos se iban a Lima.


Entonces, si es un pago por el uso de una propiedad, es lógico que sean las poblaciones inmediatas las más compensadas ¿pero realmente esa compensación ha sido eficiente para esas poblaciones, que han sido vulneradas en su territorio?


Como resultado, no. Absolutamente.


¿No le parece que los problemas de gasto e inversión se derivan de la génesis de la ley, de cómo fue pensada? ¿No se estaría cargando las tintas a una etapa del proceso de regionalización, que con todas sus fallas es lo mejor que le ha podido pasar al país?


Lo primero que hay que hacer es evaluar nuestra experiencia con el proceso. El proceso tiene aciertos, y hay algunas cosas en las que se podrían haber hecho mejor. Creo que los pobladores están exigiéndoles más a sus líderes, a sus miembros del consejo, pero recuerde usted que los presidentes regionales son elegidos por una mayoría estrecha, y tienen que hacer alianzas. Y coincido con usted en que tampoco hay que volver a fojas cero y decir esto no funciona y retornar al centralismo y a que todo se maneje desde Lima. No. Creo que hay que encontrar una fórmula que permita mayor eficiencia, que permita un traslado oportuno, suficiente y flexible de recursos. Por ejemplo, te voy a dar 3 dólares y tú decides como los gastas. Que sean ellos que decidan en qué se invierte el dinero, y además que ellos mismos le den cuenta a la población, y que cuando tengan dificultades expliquen por qué. Hay proyectos que se retrasan no necesariamente por corrupción, sino porque tenemos un país complicado en cuanto a geografía y otras cosas. Hoy día el 72% de los recursos está en manos de los gobiernos regionales, para bien o para mal, y creo que ya no se va a regresar al presupuesto centralizado de Lima, es mejor que caminemos en esa ruta y veamos qué hacer para mejorar y lograr que la inversión se realice con calidad.


¿Y cómo podríamos lograr eso?


Reforma del Estado. En cada uno de sus niveles. Las regiones tienen la ventaja, es verdad que se han cometido pecados en un período muy breve porque no hace mucho que empezó el proceso; pero en el ámbito nacional, las taras son muy antiguas y los intereses creados son mayores. No va a ser fácil. Además, tenemos el inconveniente de que no es una reforma que va a generar resultados inmediatos. Entonces los gobernantes prefieren caminar por otro lado, les gustan las inauguraciones, prefieren aquello que se pueda mostrar como logros. Incluso pensando en una administración que dura 5 años, las metas que se puede alcanzar pensando en una reforma del Estado son mínimas, muy pequeñas, pero hay que hacerla, es imprescindible. Especialmente algo que me parece muy bueno y nos puede mejorar el ánimo y el optimismo: en el Perú en las últimas décadas se ha dado una continuidad de políticas, creo que ya hay una conciencia de que las cosas que se han hecho bien hay que seguirlas, y las que se han hecho mal revisarlas.

 

¿Volviendo al tema de la energía, Ud. apuesta por la energía eólica, verdad?


También. Creo que el país va a tener que depender principalmente de energía eléctrica, porque para bien o para mal esta geografía, que por un lado nos beneficia, por otro es un problema. Pero no podemos depender de un caudal de agua que uno no controla, y en segundo lugar sabemos que viene el cambio climático y seguramente nuestros glaciares van a ir desapareciendo, es una realidad. Vamos a tener menor cantidad de agua en los ríos, no podemos seguir dependiendo en materia energética de un 80% de agua que uno no controla; felizmente apareció el gas, pero lo estamos gastando fácilmente en plantas térmicas, y no gastamos en hidroeléctricas que son más complejas, pues hay que hacer túneles, reservorios, convencer a las personas para que acepten que se haga la obra.


Y hay un tercer rubro que es el paquete de renovables, y dentro de él hay muchas cosas, algunas muy interesantes en el sentido de que el Perú debería desarrollarlas a la máxima velocidad posible. Por ejemplo, las mini centrales eléctricas. Estas son pequeñas centrales de paso que aprovechan caídas de agua, en la costa y en la sierra, donde no se hacen reservorios, pero si se hacen muchas de estas tendremos una buena solución con poco impacto negativo en la población, y con una ventaja adicional, todo lo que se utiliza es nacional: la turbina, la mano de obra, los ingenieros calificados también. Entonces hay una experiencia que me permite decir que la primera opción deberían ser las mini hidroeléctricas.


Como segunda opción, en términos de costos, es la eólica. Soy de los que creen que hay que empezar con uno o dos parques para adquirir experiencia. Hay que demostrar a la gente que sí se puede generar este tipo de energía, y poner un parque solo de 500 megas, digamos, para comenzar, y no hablar aún de 14,000 megas, que ya tienen España y Portugal, porque eso requiere de mucho tiempo además de tecnología, recursos y subsidios que aun no tenemos. La fotovoltaica, por ejemplo, la miro con mucho menos entusiasmo porque los paneles son más caros y además solo producen durante el día.


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Tenemos que cambiarlo por educación, por tecnología, y eso es lo que va a permitir que sigamos avanzando y no vivir de la coyuntura de los precios de las materias primas.

 

Imagen del sitio: energiaslimpias.wordpress.com

También tenemos cosas más complejas, como el biocombustible, y finalmente algo que tienen todos los que viven en el sur: la geotermia (calor de la tierra). Nuestro potencial geotérmico es muy importante. Como en toda zona volcánica del mundo, hay aquí una actividad permanente. Países como Filipinas, Indonesia y Chile también han comenzado a perforar, y tambien en California, en Estados Unidos. Esta es una energía renovable, yo pensé que se acababa, pero me han aclarado que no. Se puede ir echando agua, ésta cae sobre la masa caliente y arroja vapor, el cual hace mover las turbinas. Este tipo de energía podemos tenerla en Tacna, Arequipa y Cusco. Pero hay que hacer estudios, mapeos y perforaciones muy parecidas a la del petróleo. Este tipo de energía, debería ser un tercio de nuestra matriz energética, a largo plazo. Pero hay que empezar.


¿Cuál le convendría más a la región Cusco?


Yo empezaría por los que están más alejados de la red, donde es obvio que la red no va a llegar en 20 años, y por tanto hay que encontrarle una solución ad hoc. O le ponemos molinos de aerogeneradores, con una combinación fotovoltaica, y si hay el recurso, biocombustibles. Yo creo que el sur va a necesitar mucha más energía porque allí se van a ubicar asentamientos mineros importantes, y la minería es la principal demandante de energía. Si usted quiere imaginarse el crecimiento de energía en el Perú en los próximos 20 años, hay que empezar por los proyectos mineros, pues ellos son los que demandan más energía.


Yo supongo que a estas alturas, la mayoría de regiones tiene bien diagnosticadas sus necesidades en este sector. Pero una vez más, las soluciones se basan en proyectos de inversión. Pero no solo basta con hacerlos, sino que también hay que planificar cómo operarlos, y de hecho esto va a depender de un subsidio. Y es allí donde el gobierno regional debería ver con claridad si su aporte es ese pequeño diferencial que está faltando entre lo que se puede recuperar del mercado, y lo que dice el contratista que está dispuesto a invertir. Lo que pasa es que admitir que el gobierno está subsidiando la energía no da muchos réditos para la siguiente votación.


¿Es Ud. Ingeniero?


No. Soy economista, lo que pasa es que estudié en la Molina, y a todos los que egresaban de esa universidad son ingenieros a excepción de los economistas

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