Eulogio_CabadaPasiones eternas:Eulogio Cabada

Por Patricia Marín

El año 1951 fue decisivo para el joven limeño Eulogio Cabada Hildebrandt, pues falleció su padre y  concluyó sus estudios de Ingeniería. 

Se hallaba, sin duda, en una nueva etapa de su vida, y esta situación lo llevó  a la ciudad del Cusco, donde, por entonces, comenzaba una fiebre de construcción y reconstrucción, debido al tremendo terremoto del año anterior. Entre las nuevas edificaciones a ser levantadas figuraba, por ejemplo, la del Club Cusco, en la Avenida Sol, y le encargaron la  obra.

Circunstancias  ajenas  a su voluntad impidieron que pudiera terminarla, pero encontrócabadaweb.leyenda7 el tiempo para entablar buenas relaciones con la sociedad cusqueña, en esa época de cambios y renovaciones.  Su carácter jovial  rápidamente le abrió las puertas de familias como la de Carlos de Luchi Lomellini o como la de Elenita Yepes, que luego se convertiría en su esposa.  Pero al quedarse sin trabajo, tuvo que regresar a Lima.

 

Los años  50, tan importantes para el Cusco, fueron también  los de la época dictatorial de Odría. Las obras y trabajos estaban bajo el estricto control del régimen, y todo se decidía desde Lima. “Acudí a  un señor Pita La torre, que había sido Presidente de la Corporación de Reconstrucción del  Santa y  de la Central del  Pato, y le pedí trabajo. ‘Muy bien’, me dijo,  ‘pero con una condición: mañana mismo está usted en el Cusco’. No había duda, mi destino estaba ahí”.

 

cabadaweb.leyenda6Su retorno se dio en mayo del 53, cuando la etapa de reconstrucción había cobrado viada, y se desempeñó en diversos cargos técnicos en el sector público.  Pero sería en el año 56 que la Corporación de Reconstrucción y Fomento lo convocó  para  dirigir  tareas de estabilización en Machu Picchu. Y esa estadía en ciudadela Inca es el acicate que lo mantiene  pleno de pasión hasta hoy. ¿Por qué? Pues porque en esa estadía  emprendió la investigación que le ha permitido formular su teoría del “El Calendario Solar de Machu Picchu (en este es el blog del ingeniero Cabada, pueden verse fotografías ilustrativas de la misma).

Su objeto de estudio fue el área denominada por Bingham  como “Sala de los morteros”.

“Muchas veces pensaba sobre la finalidad  de aquellos discos, y no estaba convencidoAmaneceres_y_disco de que fueran morteros.  Una noche, desperté con la clara idea de que pudieran funcionar como marcadores de solsticios y equinoccios”. Y  fue a partir  de ésa noche que  Eulogio Cabada  se  vio inmerso en una serie de ecuaciones, mediciones horarias, abscisas, ordenadas, alturas, etc., que lo llevaron postular su teoría.

Su método consistía en “graficar el estático escenario físico formado por la ventana y discos adyacentes, aplicando sobre el mismo un haz de luz solar, como hipotético puntero que indicara los eventos bajo estudio al ingresar por la ventana y coincidir axialmente  sobre cada disco pétreo”.

Prosigue Cabada: “El solsticio de junio lo marcaría el disco sur; el equinoccio, el disco norte; y señalaría el solsticio de verano: la interrupción, sólo ese día, del paso del haz de luz solar por la ventana, resultante de la tangencia simultánea  del alineamiento del haz, con las aristas verticales, externa sur e interna norte.

Por otra parte, se tenía que plantear el dinámico escenario sideral representado por sendas tablas matemáticas que indicaran, en forma sucesiva, la posición del sol, cada cierto lapso en las fechas de cambio de estación, el intervalo horario, en el que es posible registrar cada uno de los eventos referidos.

Finalmente con frontar ambos esquemas  para determinar si en cada fecha, se hallaba una posición común para ambos escenarios, lo que felizmente resultó luego de algunos intentos”[1].

La pasión por el cálculo, la prueba y la comprobación relacionados con su teoría, le ha robado el sueño al ingeniero Eulogio Cabada, al extremo de hacerle poner en segundo lugar otros meritorios aportes suyos. Por ejemplo, el hecho de que contribuyó de forma decisiva a la estabilización del famoso Inti Huatana, una de las piezas más visitadas y fotografiadas del Santuario histórico, que en esa época estaba en peligro de colapsar  debido al derrumbe de la andenería  oeste. Las decisiones técnicas que, bajo su comando, se tomaron en ese momento, permitieron mantener a ese célebre monolito hasta hoy, para toda la humanidad.

cabadaweb.leyenda2Pero n o solo participó Cabada en la estabilización del Inti Huatana, sino  que a partir del 1962 fue también jefe de inspección de obras de la construcción de la Central Hidroe- léctrica de Machu Picchu, obra  capital para la modernización del Cusco.

En cualquier caso, él fue un pionero en la comprensión de Machu Picchu desde un punto de vista tecnológico y de ingeniería, punto de vista que ha sido desarrollado desde entonces por otros estudiosos también. Al respecto, dic e el ingeniero Cabada que lo bueno de considerar científica y matemáticamente algo –el Santuario, por ejemplo- es que las observaciones se pueden verificar, o no, y pueden por tanto ser cuestionadas y  perfeccionadas, y si alguien lo hace a partir de sus observaciones, él será el primero enEulogioCabada alegrarse.

A sus 86 años, Eulogio Cabada es poseedor de un archivo fotográfico personal que podría esclarecer mucho la historia de la reconstrucción del Cusco después del terremoto del 50; así como la puesta en valor de Machu Picchu, o la historia de la construcción de la  Hidroeléctrica. Se trata, obviamente, de un archivo muy valioso, que sin duda sus familiares sabrán guardar y valorar como testimonio de la pasión de un notable profesional limeño por el Cusco y Machu Picchu. Elena Yépez de Cabada, su esposa que falleció hace ya varios años, hubiera sido la primera en desearlo de todo corazón, pues su vida toda estuvo signada por el deseo de recuperar los valores de su tierra natal y contribuir a su preservación.

 

 

 

 


[1] Escribe Eulogio Cabada, en la publicación “El calendario solar de Machu Picchu y otras incógnitas”, editado por el Colegio de Ingenieros del Perú en el año 2008.

 

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