Cusco: el arte y los alrededores

2011_resplandor-Vera-2Por: Vera Tyuleneva

 

La principal diferencia entre la historia de arte y la crítica de arte, decía un profesor mío, consiste en que el oficio del historiador es mil veces más seguro, porque trata con artistas muertos.

En cambio, el crítico corre un peligro constante de encontrarse con algún artista vivo cara a cara en un callejón oscuro y recibir lo merecido. Será por eso que los críticos se están extinguiendo como especie.

Pronunciarse sobre el arte contemporáneo sigue siendo un negocio arriesgado. No tanto por el peligro de ser pegado, sino por la ausencia de marcos fijos y referentes prestablecidos. Especialmente en un lugar tan poco previsible como el Cusco. Cualquier cosa que se diga, está inevitablemente sujeta a cuestionamiento. Así que preparen los tomates podridos.

 

01_Victor_Zuniga2-bajaSi comparamos el panorama artístico del Cusco actual con la situación de hace diez años, nos toparemos con una diferencia abismal: han aparecido no una, sino varias generaciones nuevas que han cambiado totalmente el rumbo de la nave.

 

El esquema académico de lo que se llamaba “artes plásticas”: pintura / escultura / arte gráfico, se ha derrumbado completamente.

 

La pintura se está fundiendo con diversos métodos gráficos experimentales, haciendo amplio uso de la fotografía (lo cual en algunos círculos aún se considera un sacrilegio) y de múltiples técnicas mixtas; la escultura se está transformando en objeto artístico hecho de los materiales menos imaginables, con elementos ready-made, piezas recicladas, ingredientes orgánicos, efímeros, cambiantes, perecederos; el arte en tres dimensiones se extiende y toma forma de instalaciones, recibe influjos de los nuevos medios, tales como el video y el diseño multimedia, cada vez02_Peralta_Inmaculada_Decepcion-2 más accesibles al ciudadano común y silvestre; se incorporan en las obras “plásticas” componentes performáticos e interactivos. Las fronteras entre diferentes artes se vuelven cada vez más borrosas, el casillero de lo que acostumbramos llamar “géneros artísticos” perdió sus ángulos rectos y se parece ahora a una esponja, maleable y porosa. Es un proceso que ha estado transcurriendo en todo el mundo desde hace más de medio siglo, pero en el Cusco, ombligo del universo, aún lleva matices innovadores y revolucionarios.

03_Jorge_Flores_Uncle_Giant-2El creciente acceso a las telecomunicaciones les da a los jóvenes infinitas nuevas oportunidades de informarse sobre lo que está sucediendo en los frentes artísticos de diferentes países día a día. Obviamente, orientarse en ese océano de noticias no es fácil. No hay quién te lleve de la mano y revele las verdades autorizadas. Pero hoy por hoy el Internet con sus respectivos derivados, es una herramienta indispensable de autoformación, mucho más actualizada y versátil que la enseñanza tradicional o los libros de arte, caros, escasos y de anteayer.

 

Esas tendencias globalizadoras, en un lugar como el Cusco generan inm05_Marcial_Ayala-2ediatamente una serie de fobias. Una de las principales es el miedo de perder el rostro propio y caer en una servil y poco decorosa imitación. El temor de ser digeridos por los jugos gástricos del cosmopolitismo a veces revierte en reacciones declaradamente panfletarias, y a veces se resuelve de manera algo más natural y espontánea. Sin embargo, a mi modesto criterio, el Cusco de por sí posee una personalidad artística tan singular que, al menos por ahora, no corre mayor peligro de ser asimilada y diluida.

 

Se podría distinguir en el arte actual del Cusco dos tendencias con vectores opuestos, que de cierto modo lo mantienen en equilibrio. Ninguna de las dos tendencias puede ser calificada como un “movimiento” unido. Algunos de sus representantes no reconocen afinidad alguna con algunos ot06_Valerie_Velasco_Erminia-2ros. Hay quienes francamente no se soportan. Pero en su trabajo se percibe cierta continuidad que se hace más clara con el paso del tiempo. Muchos artistas han hecho trabajos pertenecientes a ambas corrientes en diferentes etapas de sus carreras artísticas o simplemente obedeciendo a tal y cual situación circunstancial.

 

 

La primera de esas tendencias es sensible a las coyunturas e ideologías artísticas del momento, especialmente a las ráfagas intelectuales y estéticas provenientes de Lima. Aquí encaja la moda al legado de pop-art, todo tipo de temáticas sociales y políticas, toda clase de “discursos identitarios”, autoafirmaciones, transgresiones, escándalos, luchas y dramatismos: el repertorio de formas y conceptos cotizados en el mundo de los centros culturales, concursos artísticos, grandes proyectos curatoriales y algunas galerías capitalinas. Es el repertorio secundado Mercurio-2por el mainstream del actual “arte culto” peruano.

 

Uno de los patriarcas de esta tendencia es indudablemente el pintor Víctor Zúñiga, antaño ganador de numerosos concursos nacionales y hoy docente de la Escuela de Bellas Artes. Otra figura notable es Ríchard Peralta, autor de los controversiales ángeles magullados, famélicos y mutilados.

 

En la generación joven el personaje más exitoso en este campo es Jorge Flores Nájar, escultor, pintor, artista gráfico y curador. Su mérito no sólo consiste en su producción personal, sino también en el hecho de formar y mantener a flote el colectivo más visible del arte emergente cusqueño de los últimos años: “3399 MSNM”.

 

En 2011 otro joven artista cusqueño Marcial Ayala ganó el tercer premio en el prestigioso 10_Amira_Prada_Panfredo2-2concurso artístico nacional “Pasaporte para un artista” con unos trabajos de inconfundible ascendencia pop, aderezados con matices locales.

 

Hace unos años Valerie Velasco creó un personaje gráfico “la superchola Erminia”, con las respectivas connotaciones sociales y de género, que fue llevado a la pintura, comic, animación y diseño industrial. La vida de Erminia fue intensa, pero, al parecer, corta. Veamos si algún día vuelve a nacer.

 

Si bien, esta tendencia se podría llamar “comprometida” (con la sociedad y con la demanda), el vector opuesto es el arte intencionalmente “abstraído”, que busca fuentes en las fugas lúdico-oníricas, en las estéticas seudo-infantiles, en dibujos animados, en determinados efectos cinematográficos y en juegos electrónicos. En las filas de esta corriente se observa una enorme variedad de lenguajes, recursos y convicciones. Vale la pena tratar por separado la línea de esculturas/objetos y la línea del arte gráfico.

 

11_Xavier_CanoEn el arte tridimensional, el mérito de la paternidad de la nueva escultura cusqueña, le pertenece sin duda a Carlos Olivera (aunque también hay que reconocer la influencia de Héber Huamán, artista de una generación mayor que trabaja con metal reciclado). El peculiar gusto por las insólitas combinaciones de materiales y por personajes fantásticos estilizados hacen perfectamente identificables las obras de Olivera y de sus seguidores, quienes, dicho sea de paso, se quedan en posición de hijos no reconocidos, pues Olivera se resiste a la idea de haber creado una escuela.

 

Entre los jóvenes artistas de la línea escultura/objeto cabe nombrar a Félix Martínez, a Edwin Yuri Huaman Huillca (los más fieles adeptos del estilo de Olivera), a Amira Prada (figuras de grandes y medianos formatos en resina) y a Xavier Cano (uno de los escultores más jóvenes, autor de figuras en miniatura de papel encolado, inspiradas en el diseño 3D y en la ilustración digital).

 

En el arte gráfico, que abarca desde el dibujo y las técnicas tradicionales de 13_Nico_Marreros-2grabado hasta el diseño digital, se puede mencionar a Natalia Lizárraga, con su peculiar universo onírico, a Nico Marreros y Mabel Allaín (ambos usan alusiones a dibujos animados e ilustración infantil) y a Gustavo Fernández, con sus monstruos pícaros y grotescos.

 

14_Natalia_Lizarraga-2Obviamente, no se puede encasillar a todos los integrantes del arte cusqueño actual y todos los fenómenos artísticos en este esquema. También se puede proponer otros criterios de generalización y otros lineamientos de análisis.

 

Uno de los rasgos más notables del panorama artístico cusqueño de la última década es el relativo silencio (con algunas excepciones) que se ha formado alrededor de los incas y el glorioso pasado imperial. Ojo, no se trata de un rechazo a todo lo indígena: los ecos del arte popular y la temática social tienen bastante vigencia, más no los incas. Casi se podría hablar de un “Indios sí, incas no”. ¿Por qué está sucediendo eso? Al parecer, es una especie de rechazo al largo dominio del indigenismo oficial que reinaba en el arte cusqueño, y fue fuertemente propagado por la Escuela de Bellas Artes, desde Mariano Fuentes Lira hasta Daniel Estrada. Parece que las nuevas generaciones quedaron algo saturadas con la centelleante emblemática prehispánica que, además, llegó a asociarse con el lado más comercial del negocio turístico. Obviamente, los pobres incas no tienen la culpa. Es el efecto de péndulo que hace rehuir los gustos de la etapa anterior.

 

15_Gustavo_Fernandez_Jenkins2-2Si hablamos de las excepciones de esta regla, el primer nombre que debe ser mencionado es el de Edwin Chávez Farfán, artista gráfico, creador de collages, objetos e instalaciones con múltiples ingredientes reciclados y orgánicos. Edwin es uno de los focos gravitacionales del arte cusqueño: siempre está rodeado de amigos y discípulos, y sin embargo en cuanto a su obra, es un navegante bastante solitario. Su pasión por los incas y por las culturas prehispánicas viene de su padre, uno de los más distinguidos arqueólogos de su tiempo, Manuel Chávez Ballón. Pero su singular modo de usar la simbología precolombina guarda poco o ningún parecido con las reglas del indigenismo convencional. La casa de Edwin Chávez en la calle Tres Cruces de Oro es en sí una enorme instalación, intervenida por muchas manos diferentes a lo largo de años. En los 2000 ese espacio se convirtió en un importante punto de reuniones de artistas y en un centro de irradiación de ideas e impulsos, a19_Pachacutec_Huaman-2unque nunca llegó a dar nacimiento a un colectivo artístico formalmente constituido.

 

 

Una de las grandes ventajas que posee el Cusco, es el enorme bagaje de artes populares y oficios manuales que siguen proliferando aquí gracias a la religiosidad17_Edwin_Chavez_Stela_Raimondi2-2 vernácula, al espíritu fiestero, a la bonanza económica y al odiado y querido turismo. Algunos artistas hacen uso de este recurso consciente- y reflexivamente, otros sin darse cuenta, y no faltan quienes traten de deslindarse de la despreciada “artesanía”, remarcando la distancia entre ella y el arte “ilustrado”. Pero a pesar de todo, los lazos con el arte popular se están fortaleciendo. En algunos casos son muy explícitos, como en la hojalatería de Pachacutec Huaman, en otros aparecen de manera más sutil, como en los trabajos de Edwin Chávez.

 

La menguante temática inca, al parecer, dejó una especie de vacío en el repertorio simbólico; el vació que en algunos casos se está llenando con las referencias al arte de la afamada Escuela Cusqueña de pintura colonial. Tanto su iconografía como sus elementos decorativos surgen, por ejemplo, en la pintura de Braddy Romero o en muchos cuadros de Ríchard Peralta. Un caso reciente del uso de la iconografía religiosa, especialmente provocativo y controversial, ha sido el proyecto fotográfico “Virgo” de Valerie Velasco del año 2012.

 

La situación con la difusión y exhibición del arte en el Cusco no se puede pintar en colores totalmente trágicos, pero está claro que esas áreas quedan atrás frente al enorme crecimiento de la producción artística. Existen varios espacios, tanto privados como públicos 20_Valerie_Velasco_Virgo-2(entre los que extrañamente brilla por su ausencia la Dirección Regional de Cultura), destinados a exposiciones. Pero en muchos de ellos la convocatoria de artistas se realiza de manera poco sistemática y, además, pocos de ellos brindan a los proyectos expositivos el apoyo económico necesario. Aún no existe la noción que para realizar una exposición de arte, no basta con abrir la puerta de la sala, sino hay que diseñar e imprimir materiales publicitarios, invertir en logística y montaje.


21_Peralta_Virtud2-2

 

Realmente crítica es la situación con la comercialización del arte. Los espacios expositivos por lo general se mantienen al margen de esta tarea. Algunos artistas abren negocios propios para vender su arte, una especie de galerías personales, y llegan a tener un relativo éxito. El único establecimiento que se dedica a la venta de obras de muchos artista22_Braddy_Virgen_de_la_leche2-2s y de manera continua a lo largo de varios años, es la galería “Fractal Dragon”. Algunos negocios de naturaleza mixta, como los restaurantes “Fallen Angel” y “Macondo”, también apoyan considerablemente al proceso.

 

Pero hay que ser realistas, fuera de estos casos aislados, el mercado de arte en el Cusco es prácticamente inexistente. Si un artista quiere comercializar sus trabajos y vivir de su oficio, el camino ineludible es abrirse lugar en una galería de Lima o ganar simpatías de algún marchand en el extranjero. Es una enorme falta porque no solamente deja a muchos artistas con brazos caídos y les corta todas las esperanzas en la raíz, sino porque la producción artística cusqueña que por fin llega al mercado, no se queda en la ciudad y a menudo no se conserva registro alguno de su existencia.

 

Los próximos años mostrarán si la bonanza económica, que indudablemente ha repercutido en el ritmo de la actividad artística de la última década en el Cusco, logra compensar estas faltas y llevar la difusión y la comercialización del arte a un nivel digno de ese arte.

 

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