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¡A la segunda va la vencida!

Por Patricia Marin

Tremenda tarea la que tiene el Ministerio de Cultura en el Perú, y mayor  aún, la responsabilidad del Director Regional del Cusco. 

Más  allá de lo que signifique definir el límite máximo de capacidad de carga de Machu Picchu, que no dudamos es de vital importancia,  la mayor responsabilidad de sus representantes será sin duda acercarse a conseguir aquello  que, de un tiempo a esta parte, se ha convertido en moneda común: la inclusión.

Qué fácil es incorporar dicha  palabra a un discurso político, qué fácil es ganar una presidencia,  o una curul gracias a enarbolarla como bandera de agitación,  movilizando sentimientos o mejor dicho sentimentalismos y radicalismos. ¿Pero cómo hacer de esta frase una acción efectiva?  ¿Cómo hacer que se sienta incluido un campesino de los Andes para quien el 28 de julio no es sino un día laboral más, a diferencia de sus reales festividades como son el Q’oyllority, o la Santísima Cruz, o la Virgen del Carmen? ¿Acaso la Patria y el Estado, son conceptos o palabras relevantes  para ellos? ¿A quiénes realmente hay que “incluir” con urgencia y en profundidad?

Sin duda el nombramiento de la señora Susana Baca, como Ministra de Cultura es  un acto político, quizás  hasta  un mensaje simbólico, pero ¿tendrá la capacidad para enfrentar este reto? ¿Es decir tendrá el criterio personal y el apoyo político para hacer realmente la diferencia con su antecesor?  No conocemos los valores intelectuales y organizativos de la Sra. Baca, por tanto le daremos el beneficio de la duda.  Pero sí conocemos  al antropólogo David Ugarte Vega Centeno,  pues ya estuvo al comando de la Dirección Regional del ex INC, y su gestión se caracterizó entre otras cosas, por  un firme enfrentamiento con el gremio turístico, por defender un uso razonable y sostenible del Santuario histórico de Machu Picchu. Pero insistimos que esa no es la única función de la Dirección Regional de Cultura, y tampoco la sola confrontación es  una buena política.

 

Cusco no solo tiene  una importante riqueza arqueológica, posee también un valioso caudal de fiestas, tradiciones, rituales, canciones,  conocimientos  y saberes, como por ejemplo, la conservación de alimentos  (elaboración del Charqui y la Moraya ) para sobrevivir a épocas de hambruna o sequía (que amenazan en el futuro mediato, debido al inevitable cambio climático); o la elaboración de terrazas agrícolas en lugares donde la tierra es escasa y poco fértil.  Es decir todo un bagaje cultural que sin duda se debe poner en valor. ¿Cuál será el plan estratégico del Sr. Ugarte al respecto?

 

El régimen anterior, mediante la infeliz gestión de la señora Cecilia Bákula, tuvo la fuerza de prácticamente silenciar al Dr. Jorge Flores Ochoa, uno de los antropólogos más importantes que tenemos en el Perú. Las fuerzas de los intereses económicos  lograron que este aprista -puesto que Jorge Flores lo es y no lo oculta- sea excluido del gobierno por su propio partido, gran  y aleccionadora paradoja, y que incluso haya sido la víctima de un desplante del anterior Director, el ex director regional  Juan Julio García, nombrado por la citada señora.  Felizmente, el otorgamiento de  la Gran Cruz fue el necesario desagravio a este valioso intelectual, así como un claro reconocimiento a su amplio aporte.

 

¿Será posible que en esta  segunda oportunidad el Sr. David Ugarte Vega Centeno sea capaz, no solo de velar y lograr consensos en relación con los monumentos arqueológicos, que insistimos, son importantes, sino  también en relación con el trabajo intelectual, con los investigadores, músicos, artistas plásticos, artesanos, etc., etc.? ¿Podrá poner en el tapete la gran modernidad cusqueña: su capacidad de ser una ciudad con fuerte identidad propia a la vez que cosmopolita, y convertir  al Cusco en una capital cultural en todo el sentido de la palabra (como los es en el presente Bilbao en España, que hace un poco más de diez años no era sino una provincia en decadencia)?

 

David Ugarte, tiene ahora una situación especial: El Alcalde Luis Flores, y el Presidente Regional Acurio, son, si se quiere, sus aliados políticos, y si están a la altura de las circunstancias, y  tienen la capacidad de asesorarse, pensar y actuar en consenso a favor de una gestión sensata y efectiva, esta etapa puede ser muy promisoria y fructífera para la Región Cusco.

 

Confiamos en que este gobierno no solo sea un gobierno de símbolos,  y  que todos nosotros hagamos el esfuerzo de recordar  a José María Arguedas en lo que fue su esencia: “un peruano que orgullosamente, como un demonio feliz, habla en cristiano y en indio, en español y en quechua”.

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