Fausto Salinas Lovón

fausto-salinas1La declaratoria de vacancia de la alcaldesa Marina Sequeiros por parte del Concejo Municipal del Cusco sustentada en la causal de nepotismo, recientemente ratificada por el mismo cuerpo edil y pendiente de pronunciamiento en el Jurado Nacional de Elecciones es probablemente sólo la guinda en el pastel, en el tremendo pastel, de la crisis o agonía de la clase política cusqueña de los últimos años.

Hace muchas décadas que la élite económica de la ciudad abandonó el cometido político, produciéndose un claro divorcio, sobre todo en el último tercio del siglo XX , entre la élite económica regional y la clase política.

En este contexto, en la década de los 80 se gestó en el Cusco un liderazgo político muy importante con Daniel Estrada y se formó una nueva clase política; a mi juicio muy discutible en cuanto a su visión de sociedad y por su exagerado apego al pasado, pero no por ello carente de éxito electoral, de legitimidad y de popularidad. Esta clase, signada nítidamente por el liderazgo (para algunos caudillaje el ex alcalde) trajo consigo una corte política muy numerosa y opacó otros liderazgos de signo político distinto, habiendo estado vigente hasta 1995 en que el ex alcalde de la ciudad disolvió su capital político en el Congreso Nacional, dejando sin sucesión a su movimiento y dejando entrever, por las disputas casi inmediatas que se dieron en sus huestes, su incapacidad para generar institucionalidad y continuidad política. Es verdad que muchos de sus herederos políticos figuran hoy en la escena nacional y regional; sin embargo, la pluralidad de sus opciones políticas y la peculiaridad de sus agendas nos muestran que no existe un conjunto de herederos, sino muchos legatarios que toman cada uno para sí lo que les parece.

Desde 1995, han existido como hoy muchos dirigentes políticos y autoridades, pero resultaría exagerado considerar que los mismos han vuelto a gestar una nueva clase política cohesionada bajo un liderazgo como el de Estrada. Raúl Salizar es solamente un episodio peculiar de la vida municipal cusqueña, donde la anécdota predomina sobre la sustancia. Carlos Valencia, es un tecnócrata que puede exhibir haber resuelto problemas vitales de la ciudad como el agua potable, el comercio informal o la vialidad en dos periodos municipales pero que no ha sido capaz aún de crear un movimiento político de alcance regional. Carlos Cuaresma, pese a su cambio de signo político y su adhesión al credo de la inversión privada, la inversión extranjera y la regionalización que le toco estrenar como primer Presidente Regional, no logró articular un equipo eficiente de trabajo y no pudo exhibir obras que le permitieran la continuidad. Hugo Gonzales, el actual Presidente, heredero formal del legado electoral de Daniel Estrada, pese a que ha logrado desmarcarse de la señora Sequeiros a quien llevó a la Municipalidad, no logra desmarcarse de la imagen que proyectan decenas de millones de soles de canon minero y gasífero guardados en las arcas regionales que no se convierten en obras y mucho menos en una visión de desarrollo regional. Sus olvidos electorales juegan igualmente en contra, cuando el monopolio ferroviario que sangra al sector turismo sigue incólume, pese a haber sido tal vez su principal bandera política.

fausto-salinas2Este es entonces el contexto en el cual debemos ver y entender el acceso de la señora Sequeiros al poder municipal y su actual defenestración por 12 de los 13 concejales de la Municipalidad, incluidos naturalmente casi todos los que llegaron junto con ella, dentro de la olla del señor Humala, arrebatada por UPP en el 2006 para las elecciones municipales y regionales. Solo así se explica como una señora apartada por décadas de la ciudad, sin ningún arraigo en ella y ajena a los problemas esenciales de la ciudad pudo haber llegado al Sillón Municipal y probablemente salga de él. La ausencia de una clase política regional hizo posible este episodio y explicará muchos otros más de igual tipo, si no se rearma en la ciudad una nueva clase política plural, donde no solamente entren aquellos que reclaman el culto al pasado, sino también quienes exigen la apertura al futuro y la ruptura de los viejos paradigmas que anclan a nuestra sociedad con el pasado.

El desgobierno local, el deterioro urbano que se ve hoy en la ciudad apenas se pisa suelo cusqueño y se sale del Aeropuerto Velasco Astete, la falta de visión urbana que explica obras sin consenso como el intento de peatonalizar todo el centro de la ciudad, entre otras, son sólo expresión doméstica de una crisis de esas proporciones. Una crisis donde el Apra, pese a tener el poder político nacional, decidió no participar replegando sus alfiles a la primera fila de la burocracia nacional.

Es penoso ver que la salida de la señora Sequeiros, cuando se produzca y si se produce luego de las apelaciones y articulaciones de sus abogados, no es el fin de una situación penosa, sino solamente un síntoma más de una crisis que del tejido político ya se irradió al tejido social mostrándonos como, pese a los recursos regionales la pobreza no ha disminuido como si ha sucedido en otras regiones del país que ni siquiera tienen canon y como esta crisis amenaza con contagiarse al tejido económico de nuestra Región que exhibe, pese a lo anterior y gracias al turismo y a los recursos energéticos, signos de vitalidad que se ponen de manifiesto con un crecimiento del PBI regional superior al promedio nacional.

Será el momento para romper el divorcio entre las emergentes elites económicas y la clase política y construir una visión plural de la sociedad, sin exclusiones ni arriba, ni abajo? Podrá la élite económica regional que emerge y está enfrascada hoy día en su disputa contra la voracidad monopólica del transporte turístico tener fuerzas y recursos para enfrentar este nuevo cometido ciudadano?

Será el momento para ensayar nuevos liderazgos mesiánicos que vengan desde fuera como los mitos tradicionales de la ciudad y refunden una sociedad que no puede quedar como está?

Solo el tiempo lo dirá. Lo que si debiéramos aspirar es que la frase ADIÓS MARINA traiga consigo un verdadero adiós a este estado de cosas.

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