FaustoSalinas01Entrevista a Fausto Salinas Lovón
Abogado y empresario.
Socio fundador y Director Ejecutivo del Estudio Salinas & Tamayo Abogados.

Ex Presidente y actual Director de la Cámara de Comercio del Cusco, Co-Director del Programa Aportando

Por: Patricia Marín

¿Cuales es el techo de la empresa turística cusqueña?

Para mí hay dos techos. Uno impuesto por la autoridad, y otro, el propio del sector, que obviamente todavía no lo hemos alcanzado.

El sector puede crecer mucho más, pues tiene una infraestructura hotelera que te ofrece más o menos 20 mil camas por día, que significan más de siete millones de camas al año. Hay infraestructura para atender a turistas, la capacidad aeroportuaria se está saturando, podría crecer y llegar a este techo económico. Existen servicios complementarios de restaurantes y de esparcimiento que perfectamente podrían atender todo esto.

Pero el segundo techo, que es el impuesto por la autoridad está basado en la capacidad de carga de Machu Picchu que es de 2500 turistas límite por día, si el turista quiere venir a Machu Picchu y no encuentra disponibilidad, simplemente no viene. Por tanto, el techo es de 2500 turistas por día, que multiplicado por 365 días al año no pasa del millón, o sea, estamos hablando de un millón cien mil turistas, agregándole estudiantes que no son contabilizados.

Con este techo, la ocupabilidad hotelera, para hoteles de 2 a 3 estrellas por ejemplo -soy hotelero y te puedo dar la cifra- no superan el 35 al 40%, en promedio. Los hoteles de 4 y 5 estrellas, hasta el año 2007, sí han tenido buenos porcentajes 70 y 80 %, pero debido a la crisis de Wall Street eso también ha bajado, y ahora estamos hablando de que tiene una infraestructura ociosa que no se va llenar, pues su techo está puesto por estos parámetros.

¿Y qué se puede hacer?

Es urgente un diálogo entre el sector público y el sector privado, para que sin prejuicios ideológicos y de conservación, por un lado, y por el otro, sin un afán desmedido y descontrolado de lucro, encuentren alternativas para hacer crecer este tope que estrangula la actividad.

¿El sector privado tiene alguna alternativa?

El sector ya planteó una alternativa desde el año 2005. Como presidente de la Cámara de Comercio del 2005, cuando el plan maestro de Machu Picchu imponía este límite, los empresarios de turismo fuimos los primeros -recuerda que el 2005 la Cámara de Turismo estaba recién resurgiendo-, en hacer una consultoría que le mostraba al INC: primero, que el plan maestro no tenía sustento en un estudio de capacidad de carga, por lo tanto, el número de 2500 turistas era una posición aleatoria o arbitraria; segundo, la necesidad de evaluar turnos y nuevos accesos. Esto supondría la posibilidad de no ingresar todos a la misma hora, porque como bien lo dice Boris Gómez en un ejemplo brillante, es como que si todos fuéramos a un supermercado Metro a la misma hora, digamos de 9 a 12, y donde hubiera una sola caja. Sería casi un infierno.

Igual, si a Machu Picchu van, no 2500 personas al día, sino 6000, no pueden ingresar todas por la misma puerta, ni pueden estar el tiempo que quieran, ni transitar por el mismo lugar. Pero todo esto se puede ordenar. Este planteamiento está dado desde el 2005. La Cámara Regional de Turismo del Cusco (CARTUC), que tiene muy buen liderazgo en esta materia, ha hecho planteamientos mucho más desarrollados, con alternativas de 6 o 7 accesos, con posibilidades de instalar un funicular en la parte posterior, y tener una zona de acceso y otra de salida, que descienda hacia el otro lado de la montaña, y así generar un flujo que permita incrementar la cantidad de visitantes.

Lima-Nazca es una ruta que está muy mal utilizada. Los turistas llegan a Lima, bajan en bus y sobrevuelan las líneas de Nazca y regresan a Lima; en algunos casos, conocen Paracas y regresan a Lima. Lo cual es un disparate, porque de Nazca podrían venir hasta el Cusco.

Además, hay un plan que todo el sector privado ha trabajado, que consiste en articular todo eso con el Valle de La Convención, por eso nos peleamos el puente Carrilluchayoc, para que el turista suba a Machu Picchu, o baje, si es el caso, y pase por Quillabamba, o si desea, pase una noche en Quillabamba.

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Estación de tren hacia Machu Picchu

Con la nueva dirección del INC de Jorge Zegarra, el sector turismo siente que ha sido escuchado, lo que no pasaba con Ugarte que sancionaba y era muy crudo con nuestros planteamientos, pero lamentablemente Jorge Zegarra no ha avanzado con la reforma porque tiene las tribunas en contra, los conservacionistas, los antropólogos, los arqueólogos y una opinión pública que ha creído que Machu Picchu no debe crecer en número de visitantes. Y la cosa es bien clara, si Machu Picchu no amplía su número de visitantes, la generación de jóvenes cusqueños que ahora estudian para ser barman, botones, guías, hoteleros, estarán desempleados muy pronto.

Para hacer viable la propuesta de hacer de La Convención un destino turístico en sí mismo, hace falta más que habilitar el puente Carrilluchayoc...

La propuesta de La Convención es mucho más compleja. Quillabamba tiene dos cosas muy importantes: buen clima y mejor altitud, de manera que es el espacio geográfico que necesitamos para traer a mediano plazo un importante sector de turistas que no vienen a Machu Picchu porque le tienen miedo a la altura. A un turista que vive al nivel del mar o bajo el nivel del mar, si es holandés o belga, le cuesta mucha hacerse a la idea de subir a 3400 m, y es con razón que muchos turistas no vienen a Cusco. Quillabamba quitaría ese mito; además, tiene recursos naturales y una ventaja, transitoria es verdad, pero importante: posee la mayor cantidad de recursos del canon que puede existir en la región.

¿Las autoridades de Quillabamba son conscientes de esta posibilidad?

Quillabamba tiene un gran reto, se lo hemos dicho a sus autoridades, ellos tienen que convertir la riqueza del gas en la infraestructura básica que necesiten para generar otro rubro de actividades económicamente rentables en el largo plazo.

¿Cuáles serían esas tareas urgentes?

En primer lugar hay que asfaltar la carretera desde Echarati hasta el puente Carrilluchayoc. Si no se asfalta, tienen que hacer un tramo ferroviario para que los articule con Machu Picchu. En segundo lugar, tienen que crear aeródromos, y ya hay tres sitios identificados, uno de ellos, el más famoso, es Mesa Pelada. Esos aeródromos podrían generar un flujo de turismo que ingrese por La Convención y salga por el Cusco. Para poner un ejemplo: República Dominicana, que es un paraíso turístico, no supera en extensión a la provincia de La Convención y sin embargo tiene más de cinco o seis aeropuertos que reciben flujos turísticos de diversas partes del mundo. Nosotros tenemos que apostar a eso.

¿Cusco quiere un Aeropuerto desde el siglo pasado, podrá lograrlo Quillabamba?

Claro que tiene sus bemoles administrativos. La competencia para crear aeropuertos es de nivel nacional, y allí vamos a enfrentarnos con los intereses de los que manejan la aerotransportación a nivel nacional, no nos van a facilitar las cosas. Bueno, son los desafíos. Pero allí veremos quienes son los verdaderos descentralistas cuando apoyen este tipo de medidas que realmente generan desarrollo.

¿Solo la infraestructura creará el mercado?

La Convención, con un flujo de turistas garantizado por este nuevo tipo de infraestructura, hará que luego el mercado cree la demás inversión: los hoteleros van llegar, los restaurantes van a llegar, los que hacen transporte turístico también van a llegar. El tema del puente que era un cuello de botella ya se venció, y ahora faltan el aeropuerto y la carretera. Si se consigue esto, ese potencial se abre, beneficia al Cusco, porque va a llegar otra cantidad adicional de turistas. Pero, si te das cuenta, todo pasa por el ojo de la aguja de Machu Picchu: si no ampliamos la capacidad de acceso y gestión de Machu Picchu, nada de lo que estamos hablando va a ser posible.

¿Y no sería más factible generar primero las condiciones que mencionas para que después, por la propia evidencia, se enfrente el problema de la gestión de Machu Picchu?

Es probable, porque al final no se sabe qué es primero, el huevo o la gallina, la oferta o la demanda. Pero creo que sería difícil decirle a La Convención: haz tu aeropuerto, tu carretera y veremos si los conservacionistas luego te dan el permiso para que entres a Machu Picchu. Lo primero es más sensato, o lo más práctico desde el punto de vista económico, porque si ya están abiertas las condiciones es probable, por la demanda, que eso genere la creación de todas las demás condiciones complementarias.

Lo que sucede hoy es un disparate. Los turistas van por la misma ruta y regresan por la misma ruta, cuando muy bien podrían salir por otra y conocer otros destinos. Pero asumiendo lo que tenemos ahora, es necesario revisar la capacidad de carga, los nuevos accesos y salidas, especialmente un mayor volumen de acceso a Machu Picchu, porque ya la capacidad hotelera y de empleo están ahora estranguladas.

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Turistas en el ingreso a Machu Picchu

¿Entonces, si esto es así de grave, cómo genera ingresos el sector?

La gente está viviendo de la competencia, es decir, yo abro un hotel, pongo mejores precios, mejores servicios y saco del camino al otro. Unos a otros se quitan pasajeros, pero no se están peleando un flujo adicional. Obviamente hay un crecimiento, pero es un crecimiento casi vegetativo del sector, que es el reflujo de que Machu Picchu haya sido declarado maravilla y todo eso. Pero no es un crecimiento cualitativo, fruto de una gestión. Yo creo que como sociedad y ciudadanos de este tiempo, tendríamos que ponernos a pensar mejor la gestión de Machu Picchu, asumirla como la joya que nos permitirá alcanzar el desarrollo, vamos a duplicar el acceso de carga pero sin deteriorar Machu Picchu.

¿Y cómo se puede conseguir eso?

Si hay que ponerle entablado a ciertos senderos para que no se deterioren la piedras, se lo ponemos; que el acceso sea solo por un sitio y que dure solo dos horas, lo hacemos; es decir allí necesitamos creatividad del sector público que maneja Machu Picchu. Creo que por allí está la cosa.

¿El sector privado no se ha puesto la tarea de diversificar destinos? ¿Esa no sería una alternativa para el cuello de botella, que según entiendo, es la gestión actual de Machu Picchu?

Sí, pero esos serían destinos complementarios. Si tú viajas, a conocer el Taj Mahal, viajas a ese destino. En cambio, si tú decides ir a conocer París y está cerrada, de repente podrías decir voy a conocer Roma o voy a conocer Madrid, porque están en el entorno, pero no tenemos nada de similar característica a Machu Picchu en el entorno. Choquequirao es bello, es impresionante, pero también por razones de tipo de conservación, no se permite aún el acceso. Necesitamos revisar todos nuestros prejuicios y paradigmas sobre el tema, tal vez debamos, para garantizar la conservación de estas dos joyas, pensar que a las dos se accedan en condiciones similares.

¿A qué condiciones se refiere?

Choquequirao es un tour destinado para gente de alta resistencia que está dispuesta a caminar varias horas. Eso te segmenta totalmente el mercado y así Choquequirao entra en el segmento de turismo de aventura o turismo cultural de extremo riesgo. No hay posibilidad de que ofrezcas un paquete de turismo convencional. Las masas de turismo convencional que se mueven en aviones, en buses, en trenes, y por apenas 10 o 15 días, esas masas de turismo no pueden entrar a Choqueqirao. El sector está creando alternativas, pero no hay una que pueda competir aún con Machu Picchu.

Ahora, no hay una en el sur, pero yo sí creo y sostengo que el norte nos está dejando atrás. Yo tengo la hipótesis, de que en unos 10 o 20 años, el norte del Perú, a pesar de los desórdenes y los problemas de delincuencia que tienen, se puede convertir en una zona de atractivo, tan o más importante que Machu Picchu, porque además de las playas del norte, que pueden desarrollarse, está Sipán que de suyo justifica un viaje hasta Chiclayo, y tienes Sicán, y Magdalena de Cao, Chan Chan que también es muy bonito, y por último tienes algo que es extraordinario y es Caral, que ha cambiado la historia de América. En términos de importancia histórica, Caral es una ciudad más antigua y más importante que Machu Picchu, de manera que, si esto se desarrolla en unos años, a mi juicio, el norte tiene todos los atractivos para competir con el sur y probablemente desplazarlo.

Si el sur se duerme en sus laureles y sigue creyendo que, con este tipo de gestión de Machu Picchu, va a tener para toda la vida se equivoca. El norte puede vender otro Perú, porque el Perú también es preinca, y eso es un desafío para los del sur que vivimos colgados de los incas.

En ese contexto ¿qué va a significar la carretera Interoceánica para el Cusco y el turismo?

El tema de Brasil hay que mirarlo con mucho cuidado. Por la cercanía y algunos negocios que tiene mi familia conozco Madre de Dios, y por mi condición de presidente de la Cámara de Comercio, para opinar sobre el tema, decidí viajar, apenas asumido el mandato, hasta Río Branco y conocer esa realidad.

Rio Branco es a Brasil, como Huancavelica al Perú, en términos de participación del PBI nacional. Es un lugar importante comparativamente con nuestras provincias y regiones, pero no es uno de los sectores más gravitantes de la economía brasileña.

Segunda cuestión, se pensó que la carretera Interoceánica generaría un flujo de transporte y comercio sumamente importante. Pero he escuchado voces, entre ellas recientemente la de mi hermano (que conoce mucho la zona), que sostiene que las facilidades logísticas que existen para sacar la carga por río, inclusive de Matogrosso y Rondonia, que son los estados más cercanos al Perú aparte de Acre, son más ventajosas. Aún con una carretera que supone un ahorro de kilómetros de más de un 50%, resulta siendo favorable trasladar la carga por los ríos Madeira y el Amazonas, por los volúmenes. Tienen una infraestructura que traslada miles de toneladas.

La única posibilidad que nos va a quedar con la Interoceánica es la del turismo proveniente de tres o cuatro estados. Si se lograra generar un puente aéreo que permita volar desde Sao Paulo, Río de Janeiro, Santa Catarina, hasta Acre, y luego desde Acre hasta el Cusco, o desde Sao Paolo a Puerto Maldonado y de Puerto Maldonado a Cusco, podríamos traer el gran flujo brasilero de la zona sur, que es la zona pudiente de Brasil. Ese sector podría significar la justificación económica de la Interoceánica, pero una vez más, todo pasa por el mismo ojo de aguja: si Machu Picchu no se libera, ni siquiera ese flujo va a poder ser atendido. En dos o tres años, vamos a promover Perú en Brasil, pero no vamos a tener dónde poner a esos turistas en Machu Picchu.

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Escolares visitan Machu Picchu

¿La ruta Cusco, Puno, Arequipa está subutilizada?

Bolivia vende Perú, como Perú vende el lago y vende Bolivia, pero lo cierto es que la crisis política en Bolivia ha generado desaliento a la inversión y una sensación de permanente eclosión social. Todo eso ha disminuido ese flujo, no lo ha desaparecido, pero esa ruta ha dejado de tener la importancia y la gravitación que tenía. Incluso se ha llegado a tener problemas fronterizos, es decir, el paso de turistas está enfrentando problemas propios de la burocracia boliviana, que está empezando a poner cortapisas y eso no debiera darse porque ese es un eje absolutamente complementario. Ese es el altiplano, nosotros vendemos el salar de Uyumi, vendemos el lago, vendemos la riqueza folclórica boliviana, pero todo eso por razones políticas se está descuidado.

La oferta turística podría abarcar desde las playas de Mollendo hasta el Valle de La Convención, ¿es falta de visión política y capacidad de concertación?, ¿no se han realizado planes concertados?

Nosotros tenemos tres sitios por donde podemos llegar a la costa. Uno es Nazca, y los otros sin duda es Mollendo y Arequipa. El asunto es que suponen cruces de cordillera complejos. Son convenientes como medio de transporte de la exportación o la importación de productos, en la medida en que permiten llegar a los puertos, pero lamentablemente, según muchos especialistas en turismo, no son ventajosos para el turista, porque este tiene poco tiempo. El turismo de masas se hace básicamente en transporte aéreo, y la inseguridad de las carreteras y la excesiva cantidad de accidentes de tránsito, desalientan la posibilidad de generar flujos que permitan transportar turistas por estas vías.

Lima-Nazca es una ruta que está muy mal utilizada. Los turistas llegan a Lima, bajan en bus y sobrevuelan las líneas de Nazca y regresan a Lima; en algunos casos, conocen Paracas y regresan a Lima. Lo cual es un disparate, porque de Nazca podrían venir hasta el Cusco. Pero lamentablemente no hay conexión aérea, y la conexión terrestre es riesgosa, no es adecuada porque supone subir dos o tres veces la cordillera, y esto hace que el malestar por los cambios de altura no sea agradable. De manera que muy pocas empresas desarrollan este eje que podría llevarte primero a Choquequirao de esta manera: llegas a Abancay, subes hasta la altura de Sayhuite, entras a Cachora, luego Huanipaca, y ya estás en Choquequirao, y luego llegas al Cusco. Pero la geografía es compleja, y el turismo necesita infraestructura de soporte, necesitamos aeropuertos que faciliten el viaje. Hay un segmento de turismo de aventura que puede hacer ese viaje, pero no es el segmento que te mueva la industria.

¿En qué segmentos se difunde el destino Cusco? ¿Quién hace la promoción y cómo?

El destino Perú entero siempre ha estado en manos de PromPerú. Hace unos dos años, gracias a que en su momento se criticó el centralismo de este organismo, tiene hoy un par de asientos descentralizados: voces con una visión descentralista de lo que debe ser la promoción del destino Perú, y que este no se concrete a una visión limeña de como se promociona el país. Ese fue un primer aspecto.

El segundo aspecto es que los gobiernos regionales no invierten nada en promoción de destino, solo invierten en obras que se puedan inaugurar con botellitas de champán, o jarroncitos de chicha, que se ve en la foto o en la televisión para que los electores aplaudan. La promoción no se ve, no se puede inaugurar y no hay fanfarria después, sin embargo genera empleo, genera bienestar para mucha más gente. Algunas veces sí lo hacen, pero aisladamente, ayudando a que una persona vaya a una feria, o que un gremio vaya con un stand, pero no hay una política que se proponga promover en general.

¿Y quién hace realmente la promoción del sector en el Cusco?

La hace el sector privado, pero no la hace a través de las cámaras. Estas tienen muy poca capacidad operativa, son cámaras de provincia muy pobres, donde la gente no tiene cultura de aporte a sus organizaciones. Tengo la experiencia de haber dirigido una cámara de comercio durante dos años, de ser director en una cámara de comercio durante ocho años, y sé lo que significa que la gente no tenga conciencia de participar en su gremio y aportar para que este gremio funcione. Así que finalmente la tarea de promoción la hacen las propias empresas, a través del marketing. Hay empresarios muy lúcidos que cada vez generan nuevos atractivos. Uno de ellos es Alfredo Ferreyros, un empresario que hace 30 años comenzó a desarrollar Machu Picchu, un destino que hoy lo desarrolla todo el mundo. Alfredo ha generado nuevas rutas que vienen desde Cuenca en el Ecuador y terminan en Cajamarca. O caminatas al Ausangate que terminan en Puno, novedosas rutas que suben por las zonas altoandinas del valle de Lares, u otras partes del Cusco que atraen visitantes. Nuevos segmentos de turismo de élite, es verdad, pero que demuestran una gran creatividad.

Otro ejemplo es Roger Valencia con sus tambos de altura, en provincias altas con participación comunal. Por otro lado están los empresarios del Manu, que tienen desde el uso de la bicicleta hasta el deslizador. Y ellos hacen la difusión en sus sitios web, en ferias, en certámenes de turismo y así mueven con su peculio el destino país. Además, tienen una cosa que es muy importante: la sensibilidad respecto al mercado. Hacen cosas que pueden ser sostenibles, a diferencia de otros casos de promoción que no funcionan: no falta algún burócrata del sector estatal que cree que un sitio es un buen atractivo, e invierte cientos de miles de dólares, pero nadie lo visita.

¿Un ejemplo?

El Circuito de las Cuatro Lagunas, que lo diseñaron personas bien intencionadas del sector público. Pero te puedo asegurar que no son más de una centena de personas que lo visitan.

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Puente Carrilluchayoc

¿Cuáles deberían ser los atractivos turísticos?

Pongo de ejemplo un caso más doméstico. En Lucre nadie ha hecho promoción turística, pero sí hay atractivo turístico generado por dos actividades: una señora que ha puesto una pastelería a partir de su granja lechera, donde vende todo tipo de productos derivados, desde leche, yogurt, tartaletas, todo tipo pasteles, cuajadas, etc. Eso ha significado un atractivo para ir a Lucre. El otro atractivo es el famoso arroz con pato. Entonces, Lucre, sin ninguna promoción, sin ningún apoyo de su municipalidad, a través de dos empresarios que decidieron hacer un producto que atraiga a la gente, han hecho que centenares de cusqueños viajen hasta Lucre a comer arroz con pato, o postres lácteos. Entonces es la inventiva del sector privado la que atrae a los turistas.

Pero tampoco hay que santificar al sector privado...

Efectivamente, el sector privado también depreda. Hay empresarios que deterioran, empresarios que saquean a los turistas, los expolian y los engañan, y hacen un daño tremendo. Un turista al que engañas, que le dices que le vas a dar un hotel de cuatro estrellas y le das uno que no tiene ninguna de las condiciones que le ofreciste, hace tanto daño que se multiplica. Y a eso tienen que agregarle que hace muchos años, no tenemos un verdadero Ministro de Turismo, pues la Ministra anterior ha sido más bien una buena Ministra de Comercio Exterior; el Ministro actual es un ministro con mucha expectativa del sector pero no conoce del tema; anteriormente, el ministro Ferrero se ocupó de los TLC, y Raúl Diez Canseco no estaba interesado en promocionar el sur, sino las playas del norte.

Si bien Trasandino lo concesionó a su primo hermano que es Perú Rail, ahora tiene que compartirlo con otros, y esos otros, aunque no han recibido los mejores horarios, van a poder competir aunque sea en horarios descabellados. Y a partir de eso el pasajero y el operador tendrán la oportunidad de decir: “No viajo en el tren de 6 de la mañana, pero sí en el de las 4. 50; es más complicado, pero ahorro algo y por lo menos no me maltratan en la atención”. Porque se había descuidado la calidad de la atención, tenían un reglamento que no te permitía cambiar de fecha, se admitía solo cierto tipo de equipaje, y otras condiciones que solamente los monopolios imponen.

¿Por qué el sector del Cusco no tiene un cuadro político?

Porque muchos de nosotros venimos de una generación en la que la participación en política llevaba a un conjunto de decisiones y de actividades que estaban reñidas con el éxito personal, con el logro de las metas personales. Se nos educó, por lo menos ese es mi caso, en el sentido de que uno aportaba a la sociedad siendo exitoso en lo que uno hacía: como comerciante, como abogado, como empresario. Y hemos vivido así; hemos querido triunfar y destacar en lo que hacemos, esa ha sido nuestra meta y nuestro propósito, y por tanto abandonamos el entorno político, y se dejó que los políticos profesionales tomaran la ciudad. Hoy día probablemente nos estamos dando cuenta que ese ha sido un grave error, y que las clases empresariales, las clases dirigentes profesionales, no debieron abandonar el rol ciudadano que les correspondía. Es probable que a mi edad ya no pueda cambiar eso, pero sí podemos contribuir a que mucha gente se dé cuenta de que es un error abandonar el tema político, porque de lo contrario estamos dejando la política en manos de los desempleados, de los improvisados, como está sucediendo hace décadas en nuestra ciudad y en nuestra región.

¿Ministerio de Cultura o Ministerio de Turismo?

Ministerio de Turismo y Cultura. Pedro Morillas, quien es el que más conoce de turismo en el país, dice que el turismo y la cultura son las dos caras de una misma moneda. Quizás en otras sociedades probablemente no sea así, pero en la nuestra la relación es totalmente estrecha. Porque el turismo que viene al Perú, es un turismo fundamentalmente cultural. El emprendimiento de muchos ha generado otras alternativas, el turismo de aventura, el turismo de naturaleza o ecoturismo, pero son complementarios. Las perspectivas de crecimiento que nos muestran en el norte y en el sur son para el turismo cultural. La gente no viene al Perú a relajarse como va a Cancún, no viene a gozar de una sociedad cosmopolita como cuando va a Londres o a Nueva York: viene a ver cultura. Una sociedad antigua que tiene un sello cultural que hay que conocer, esa cultura que nosotros tenemos es lo que atrae al turismo. Entonces hay una conexión que por el momento es necesario mantener, pues el Instituto Nacional de Cultura vive de Machu Picchu, y si tú separas al turismo de la cultura, la cultura se quedaría sin un centavo. Todo el Perú vive de Machu Picchu. Y no habría conservación en pueblitos de pequeñas iglesias, en todo el Perú, si no hay ingresos por visitas turísticas. Pero lo que sí es cierto es que el sector tiene que tener peso político.

¿Cuándo es que siente que el sector no tiene peso político a nivel nacional?

Porque a nivel gobierno priman los intereses de los sectores de comercio exterior, minería y transportes, y el turismo es el patito feo del sector productivo. Pero en el sector turismo, con una inversión de 2500 dólares generamos un puesto de trabajo, mientras que en la minería necesitamos más 50 000 dólares para generar un puesto. Un millón de dólares en el sector turismo generaría muchísimos más empleos que un millón de dólares en la minería y en los hidrocarburos. En un país donde hay déficit de empleo tendríamos que mirar la importancia del turismo en tanto generador de empleo y articulador de la economía. Para eso necesitamos tener peso político y no lo tenemos.

¿Qué opinión tienes sobre el ingreso de los nuevos operadores del ferrocarril?

Yo he destapado una botella de champán para celebrar la competencia. Uno de los signos que marcó mi presidencia como líder de la Cámara de Comercio, fue este mensaje: defender al empresario privado sí, pero antes defender la competencia. Solo la competencia demuestra la virtud de la empresa privada, mientras que el monopolio demuestra el lado feo de la empresa privada. A partir de él, me enfrenté al monopolio ferroviario, y hoy día, como Presidente del Comité de Libre Competencia de la Cámara de Comercio, lancé el dedo acusador frente al proyecto de la congresista Morales que pretendía impedir el acceso de los nuevos operadores ferroviarios. De manera que estoy sumamente contento de que haya dos nuevos operadores, y que estos compitan para abaratar el producto turístico peruano, pues eso hace posible que llegue mayor número de turistas.

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Fausto Salinas Lovón

¿Cuánto es lo que queda realmente para el Cusco?

Por un tour promedio de 600 a 700 dólares, Lan Perú, un oligopolio que aún no hemos logrado vencer, se lleva más de 250 dólares, y el monopolio ferroviario se llevaba más de 150 dólares de un tren bag packet. Más del 60% del paquete se lo llevaban dos operadores. Si le agregas a eso costos de las tarifas por museos y costos de tarifas públicas estamos hablando de que cerca de 500 dólares de esos 700 ya están destinados, y solamente quedaban 200 dólares para tres o cuatro días de alojamiento, tres o cuatro días de restaurantes y excursiones, y es claro que para los inversionistas locales queda la menor parte de la torta. El ingreso de nuevos operadores y la competencia, permite que se bajen las tarifas y quede un mayor margen para todo el sector local que participa del proceso turístico.

Sin embargo, parece que no van a bajar las tarifas...

Uno de los efectos más inmediatos es que el alza anunciada y prevista por Perú Rail, ha quedado sin efecto. Ese es el primer logro de la competencia y es para celebrar. Lo segundo es que la competencia se va a dar en los segmentos de mayor poder adquisitivo, porque estas empresas tienen que apuntar al nivel de sostenibilidad. Pero su sola presencia va a generar que bajen los costos del acceso a Machu Picchu.

¿En qué compiten?

Compiten por el pasajero, esta competencia es bienvenida, pero el puente Carrilluchayoc hará posible, cuando se abra el ingreso por Quillabamba, que accedan miles de turistas sin depender de los tres operadores que compiten por un flujo a Machu Picchu que se tiene establecido. Pero hay que recordar que la infraestructura es del Estado, rieles, estaciones, todo es del Estado. Si bien Trasandino lo concesionó a su primo hermano que es Perú Rail, ahora tiene que compartirlo con otros, y esos otros, aunque no han recibido los mejores horarios, van a poder competir aunque sea en horarios descabellados. Y a partir de eso el pasajero y el operador tendrán la oportunidad de decir: “No viajo en el tren de 6 de la mañana, pero sí en el de las 4:50; es más complicado, pero ahorro algo y por lo menos no me maltratan en la atención”. Porque se había descuidado la calidad de la atención, tenían un reglamento que no te permitía cambiar de fecha, se admitía solo cierto tipo de equipaje, y otras condiciones que solamente los monopolios imponen. Si bien la pelea no se dará solo en precios, se va a dar en la calidad y prestaciones, como ocurre en el caso de las rutas aéreas. Aunque, precisamente, en el caso de Cusco, el 70% del mercado aéreo lo tiene un solo operador.

¿Cuáles son sus planes personales?

Soy un hombre en carrera para ser un buen padre y un buen marido. Mientras tenga esas dos aspiraciones, además de proyectos personales a desarrollar, no podré tener aspiraciones políticas, aunque la política es un tema que me apasiona. Contribuiré con mi ciudad través de mi participación en el gremio empresarial, y a través del programa televisivo “Aportando”, donde diversos punto de vista tienen voz en la ciudad. Así contribuyo al debate ciudadano.

¿Cómo se forjó tu capacidad de trabajo?

Mi madre es el ejemplo que nosotros seguimos. La he visto levantarse a las cinco de la mañana y trabajar hasta las once de la noche, y he vivido bajo ese molde. Cuando a un amigo argentino (voy mucho a la Argentina por el doctorado que estoy realizando), le conté lo que hacía (me dedico al estudio de abogados, los fines de semana veo el hostal de la familia que está a mi cargo, tengo el programa de televisión, acabo de diversificar mi capital en una empresa inmobiliaria en la zona, para desarrollar otro ámbito de mercado, participo en el gremio empresarial, soy rotario, en fin), me preguntó: “¿Y a qué hora duermes?”. Y como empresario, en mis cuarenta años, he generado más de un centenar de puestos de trabajo. Me puedo sentir contento de eso: mucha gente que se ha desarrollado tras empezar conmigo, y ahora tienen incluso actividades más interesantes que las mías. Creo que esa es mi contribución a la sociedad: agregar valor local.

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