kusikay1Desde la década 70 del siglo pasado, jóvenes limeños con un poco de capital, mucho entusiasmo y cantidades de romanticismo llegaban a Cusco, como quien se va a La Meca, movidos por una suerte de inquietud espiritual —y, a veces, aun política—, pero, una vez allí, se les ocurría otras ideas y terminaban alquilando un espacio en el centro histórico donde se instalaban, unos por una breve temporada, mientras que otros lo hicieron para siempre y apostaron por el Cusco.

 

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De hecho estos emprendimientos tuvieron una repercusión económica, especialmente en el sector terciario de la economía cusqueña urbana. El rubro de tabernas, pubs, discotecas y restaurantes, fue quizás el más socorrido, atendiendo a un público que quería una noche de juerga y diversión; paralelamente se instalaron suvenires y espacios para la venta de antigüedades y mantas cusqueñas, después le tocaría a la platería cusqueña.


Chaska

Para inicios del siglo XXI, los capitales limeños ya se habían asentado en la ciudad y su objetivo principal estaba en el campo turístico y hotelero. La política gubernamental de incrementar la afluencia de turistas atrajo la inversión de empresas cada vez más organizadas, y no solo de capitales nacionales, sino extranjeros, apuntando todos en la misma dirección: el turismo masivo de calidad.

 

Estos capitales limeños, que ya operan en Cusco con bastante éxito y conocimiento del mercado turístico, decidieron un buen día -no hace mucho- juntar capitales y diversificar su inversión. ¿En qué rubro?: el espectáculo. Ya era hora, se dijeron, que Cusco tenga, al igual que Buenos Aires o Ciudad de México, un teatro de calidad, con un espectáculo de primera que le permita al turista una opción alternativa a la noche que le toca quedarse en la ciudad del Cusco.

La rueda empezó a girar y comenzó a gestarse lo que es hoy Kusikay, una empresa de espectáculos que, como tal, hizo lo que toda empresa moderna debe hacer: invertir en un buen escenario, tecnología, y especialmente en recursos humanos de calidad. Todo un esfuerzo, que está en pleno proceso de ajuste y consolidación.

“Kusikay, ha dado un paso muy importante en el campo del espectáculo cultural: en primer lugar, optó por un escenario fuera de Lima, en un gesto descentralizador; en segundo lugar, creó un producto ambicioso”

 

Su primer producto “Chaska, una historia andina”, ha sido fruto de un esfuerzo de diversos artistas limeños (a cargo de la producción general y de la puesta en escena), cuyo objetivo es mostrar el Perú desde el Cusco. Si bien este producto requiere una crítica especializada, que en este momento no existe en el Cusco, y ni siquiera en Lima (hemos buscado críticas a la obra en los diversos medios y no la hemos encontrado), nosotros nos atrevemos a opinar porque creemos que se trata de un importante esfuerzo con una significación que va más allá del campo de los negocios, y porque además su gerencia ha demostrado no creer en las cosas establecidas de una vez y para siempre, y, cada día, se esfuerza por mejorar su performance.

 

“Una ciudad como Cusco, donde el cosmopolitismo es esencial, requiere levantar la valla para competir con los espectáculos más atractivos, no de Sudamérica, sino de Norteamérica y Europa. Entonces sí, el turista reservará su asiento desde su lugar de origen, cualquiera que este sea”.
“Los artistas nacionales cuentan ahora con un escenario que los muestra a un público internacional, gracias al imán turístico que es el Cusco”.

Lo que Valicha aprecia de Kusikay, es su apuesta por el espectáculo cultural como empresa. ¿Por qué? Porque, a falta de una adecuada gestión cultural desde el Estado —llámese Municipalidad, Gobierno regional o nacional—, es bueno que la empresa privada cubra esa área, por lo común desamparada, no obstante, lo trascendente que es, invirtiendo en instalaciones, en capacitar y dar empleo al talento, y ojo con esto, no solo local, sino nacional.

 

Efectivamente, Kusikay, ha dado un paso muy importante en el campo del espectáculo cultural: en primer lugar, optó por un escenario fuera de Lima, en un gesto descentralizador; en segundo lugar, creó un producto ambicioso que, sobre la base de la ventaja comparativa que es la identidad universal del Cusco, muestra al Perú todo; en tercer lugar, apostó por la “materia prima” local -el talento de jóvenes cusqueños- para la representación de su primera obra.

 

Además, Kusikay actúa acertadamente porque no desatiende al público local. Por el contrario, lo trata con preferencia, pues les muestra el mismo espectáculo que a los turistas, pero a precios rebajados. Y, hasta el momento al menos, parece que se ha ganado con esa medida un público fiel y entusiasta. No olvidemos que el cusqueño tradicionalmente ama el arte de la danza, sea propia o ajena.

Los acróbatas limeños

 

Sin duda, el camino abierto por Kusikay es prometedor y merece nuestro aplauso. Los artistas nacionales cuentan ahora con un escenario que los muestra a un público internacional, gracias al imán turístico que es el Cusco. La cuestión ahora es que el espectáculo no cese de mejorar y alcance la altura debida. ¡Buen esfuerzo!

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