Se_busca_lderes¡Se busca líderes!

Por: Patricia Marín

En junio del 2008, subió a la web  la revista virtual www.valicha.com. En ese preciso momento, el Cusco estaba convulsionado  debido, entre otras razones, a las protestas por la dación de la denominada “ley Bruce”.

Durante el gobierno de Alan García la región sur del país  ha sido persistentemente considerada como una  “zona conflictiva y  poco propicia al progreso”. Lo que no dijeron ni el gobierno de Toledo ni el de García (para hablar solo de los más recientes), fue que era, al mismo tiempo, la zona (junto con la selva) menos atendida por sus gobiernos, no solo en el aspecto económico (salvo la minería), sino sobre todo en lo político, como si fueran zonas de segunda o tercera clase, cuyos repetidos reclamos se escuchaban como se oye llover. Así, no hicieron nada, o hicieron muy poco, por evitar las amenazas de explosión social  en la ya volátil  y frágil situación social y política del sur andino.

 

La ex Defensora del Pueblo Beatriz Merino, llegó inclusive a dar la receta para evitar que los conflictos se volvieran ingobernables: solo había que prevenir; es decir, dialogar, escuchar con atención las demandas y satisfacerlas. Además, la doctora Merino reiteró lo que todos sabíamos: que las situaciones de alto riesgo se daban exclusivamente cuando el  gobierno (nacional, regional o local)  hacía oídos sordos, no en una, sino en reiteradas  oportunidades, a las claras señales de descontento.

 

Sí, señoras y señores. Los tres años de Valicha han coincidido con tres años de conflictos en el sur andino.  Tres años en los que, junto con el descontento, se ha fortificado un sentimiento anti limeño y  de desconfianza hacia el Estado.  Pero también -y esto es particularmente llamativo- una desconfianza respecto al sector empresarial, y aún a la empresa privada, en muchos sectores, especialmente en los rurales. Y se han aprovechando de ello dirigentes oportunistas e irresponsables, que han hecho de río revuelto ganancia de pescadores.

 

Así, lamentablemente, en estos tres años, debido al menosprecio del Gobierno y a la actitud irresponsable de los oportunistas de siempre, se ha ido reforzando -salvo excepciones, entre las que Valicha se cuenta- ese peligroso e inútil tipo de discurso que es el discurso “anti”, el discurso “nada sirve”, el discurso “todo sigue igual”.  Discurso que ha explotado alegremente la dicotomía: pobres del campo versus malos empresarios. Además, esos malos políticos han recurrido a un arma de doble filo, al evocar sentimientos étnicos y  añoranzas mesiánicas, para lograr “posicionarse”. ¡Cómo no!  Ese es el discurso perfecto para ganar elecciones.

 

Así, estos conflictos, con sus diversas  aristas producto de las tremendas desigualdades en el sur andino, han sido el mejor aliado de Ollanta Humala. Pero, a estas alturas, ya debe saber el nuevo Presidente que tiene un serio problema que atender, pues ha ofrecido tanto que si no cumple sus promesas, sus propias armas podrían volverse contra él.

 

Por otro lado, el Cusco,  incomprensiblemente,  parece haberse resignado a padecer con estoicismo una mala gestión tras otra, de administraciones de bandera nacionalista,  ollantista y upepista. Solo mencionaré  dos nombres: Marina Sequeiros en la Alcaldía, y Hugo Gonzales en el Gobierno Regional. ¿Acaso ellos no llegaron a ser elegidos arengando contra la empresa privada y reclamando la herencia histórica,  para cambiar los “destinos del Cusco”? Sin embargo, ¿no fueron sus gestiones ejemplos negativos de cómo no liderar a un pueblo y de cómo manejar irresponsablemente una abundancia de recursos?

 

El Cusco requiere de  instituciones fuertes y eficientes. En el lado positivo, podemos destacar  que hemos visto en estos tres años fortalecerse como tales a  la Cámara de Comercio, y la Cámara de Turismo  del Cusco, con líderes visibles  y con capacidad de organización y convocatoria, como pocas veces ha ocurrido en nuestra región.  Pero, lamentablemente, su voz y su discurso solo han podido escucharse entre sus propios afiliados, pues en pocas oportunidades han tenido acogida y credibilidad en otros sectores.  Sus voces no llegan a los oídos de los  que sienten que el sistema no funciona para ellos. Por el contrario, si bien tienen propuestas técnicas, su propuesta política brilla por su ausencia. Parecen no darse cuenta de que las posiciones y propuestas alternativas, como en apariencia son las suyas, también requieren de líderes políticos que puedan tender puentes  entre las distintas instituciones, logrando vía el  ejercicio de la negociación permanente,  que el  diálogo sea fructífero para decidir sobre el desarrollo y  la paz social que anhelamos.

 

El Cusco   necesita nuevos líderes que puedan ofrecer una oposición activa y responsable a los  errores de los gobernantes,  así como también, necesita líderes que representen a los otros sectores de la sociedad. Por ejemplo, el sector agricultura se ha vuelto prácticamente invisible. Pareciera que el agro cusqueño hubiera pasado al baúl de los recuerdos,  pues ahora en él sólo se habla de épocas pasadas.  Solo algunos audaces han mudado de cultivos, y en los campos  solo se ven a venerables veteranos  fieles a la causa y  a las inclemencias del clima y a sus  cada vez más reducidas cosechas. A ningún empresario joven se le escucha preocuparse de ese sector, que es clave no solo para la economía sino también para la sociedad y la historia.  Ahora son el turismo y la minería las niñas bonitas de cualquier propuesta de desarrollo.  Sin embargo estas dos actividades aún no resuelven los problemas de los más pobres en el Cusco. Por el contrario, la pobreza aquí se ha incrementado (como lo han sostenido muchos especialistas), y  mientras eso ocurre nuestros “brillantes” políticos persisten en solo calentar los ánimos, ya encontrados, y  promover la desestabilización en la región sur andina. Inestabilidad que puede ser útil para ganar elecciones, pero no para construir un país. Climas así no ayudan al desarrollo general.

 

Pero no solo el agro está desatendido en Cusco, por los propios cusqueños. La calidad de vida del habitante urbano deja mucho que desear. Los cusqueños, así como sufrimos estoicamente  gobiernos locales y regionales mediocres e irregulares,  sufrimos también estoicamente  servicios de mala calidad en la vida diaria: transporte público caótico y  tránsito cada vez más congestionado,  lugares de expendio de alimentos  de primera necesidad poco higiénicos y mal ventilados; nuevos servicios de salud  pero caros y mediocres, por no decir malos;  restaurantes  malos (no hablo de los que están destinados al turista), salvo honrosas excepciones; peluquerías descuidadas y poco competentes, con un servicio sin las calificaciones adecuadas, etc., etc. Pero las Municipalidades no dicen nada, ni la Cámara de Comercio tampoco. Allí  están, funcionando como si tal cosa.

 

Quizás, dirán ustedes, queridos lectores y lectoras de Valicha, que la nuestra es una mirada pesimista.  O dirán, tal vez,  que es una posición exigente y lejana.  Todo lo contrario. Valicha, así como se irrita y pierde la paciencia con el oportunismo, la irresponsabilidad, la negligencia y el conformismo,  también es capaz de festejar y alegrarse por aquello que prospera en nuestro querido Cusco. De hecho, su principal función es fomentar y difundir  todos los valores cusqueños.  Por eso, y  como un homenaje a nuestra capacidad creativa (que felizmente perdura, si no en la política, al menos en otros campos) y como testimonio vivo de que en el Cusco,  a pesar de todo, seguimos haciendo historia, les ofrecemos un nuevo esfuerzo periodístico: www.aricusco.com , suplemento cultural de www.valicha.com, cuyo objetivo es difundir la labor de los jóvenes artistas cusqueños dedicados al arte contemporáneo. Lo hacemos con la firme esperanza  de que entre los  jóvenes cusqueños, artistas o no, se  formen y se revelen por fin  los nuevos líderes que el Cusco necesita.

 

¡Felices Fiestas del Cusco!

 

 

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar