GilbertoMuniz01Entrevista a Gilberto Muñiz

Alcalde y Diputado De Acción Popular por el Cusco.

Por: Patricia Marín

¿Cuando nace su vocación por la radio?

Nací con esta vocación. Cuando niño me gustaba imitar las voces de los locutores de aquella época; incluso en un tiempo llegué a creer que los seres vivientes estaban dentro de la cajita y trataba de investigar como hacer para conversar con ellos.

¿Qué radios escuchaba cuando era niño?

Escuchaba Espléndida de Buenos Aires; Radio Minería de Santiago de Chile, Radio Nacional del Perú. Eran las que llegaban a nuestro medio. En Sicuani, donde nací, teníamos una enorme casona de tres patios, dónde mis padres tenían una radio marca Saba, enorme, que generalmente captaba las emisoras de onda corta, por ejemplo, las holandesas en español. Así es como empecé en la radiodifusión.

¿Qué tipo de programas le gustaba escuchar?

Los dialogantes. Aquellos donde se producía la comunicación entre el hombre de la radio y el público. Recuerdo que Esplendida de Buenos Aires tenía el programa “La voz del pueblo”. Estoy hablando de los años 40, 42. Teníamos un sistema que se llamaba la "interoceánica", pues a mi padre también le gustaba mucho la radiodifusión, y captaba radios del mundo entero, cosa que ya no ocurre hoy en día. Todavía existe ese sistema, aunque a nadie le interesa. Pero en esa época era lo primordial, lo importante, no había otra forma de comunicarse. No conocíamos la televisión, mucho menos lo que luego sería la frecuencia modulada.

 

 

Qué fue toda una revolución en su momento, y en el Cusco, sino recuerdo mal, el pionero fue usted.

Efectivamente, pues hicimos Radio Difusora el Sur, estéreo 100.

Retomando su época inicial, la radio era la forma no solo de informase, sino también de cultivarse.

Era la mejor forma de hacerlo. Además mi mayor aspiración era hacer que de Sicuani saliera una radio, que pudiera escucharse así, con esos niveles, con esos aires que tenían los locutores de aquellos tiempos, que eran muy elegantes, con una dicción perfecta, y con contenidos sabrosísimos. Tú podías fácilmente escuchar óperas, y aprender qué era una ópera directamente de la radio, y uno tenía desesperación por escucharlas. Ahora eso está muy lejos.

 

Además, al parecer no es rentable...

 

Definitivamente no es rentable, nada de lo que es cultural es rentable en este mundo.

 

 

¿Cómo comienza el proyecto de Radio el Sur?

 

Empezaré por decir que la primera radio que yo puse fue en Sicuani, y se llamó Radio Sicuani,. Esta emisora acaba de cumplir 50 años de vigencia , y los actuales directores, que son miembros de una rama de la iglesia católica, tuvieron la gentileza de llamarme por teléfono y me pidieron que hiciera recuerdo de cómo se fundó. Tenía 18 años cuando inicié Radio Sicuani, era un muchachito audaz que pensaba que fundar una radio era algo bastante fácil, pero no fue así. Pasamos lo nuestro. Tuvimos que contratar los servicios de Philips, que hizo el transmisor y nos lo entregó llave en mano; firmamos 35 letras de cambio y pudimos instalar una buena emisora. Era un equipo bien montado, traído desde Alemania me parece. El señor que fue a hacer las instalaciones era un alemán que se llamaba Carlos Ranenberg, que hablaba muy poco el español, pero nos hizo un trabajo técnico extraordinario. Desde luego fue todo un trabajo conseguir los discos. Contamos con la gente de Sicuani que de inmediato se solidarizó y trabajó con nosotros. Propalamos radionovelas, poesía. Era una radio realmente con contenidos.

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“Para nosotros, los cusqueños, el invitado de honor es el sol y este, a la una de la tarde, está en su cenit, cuando se supone que nosotros tenemos que hacerle la adoración. Así que para nosotros no hay mejor invitado de honor que el sol. Si se pasa el momento, no hay invitado y no hay fiesta”

 

¿Quiénes eran los clientes de la radio? ¿Cómo era la dinámica económica en Sicuani?

 

Esa es la parte triste. Solamente teníamos cuatro clientes, uno de ellos era la Casa Hasbum, que era de una familia de "turcos" como les decían, pero en realidad eran árabes. El esposo de la Sra. Hasbum era un señor Rosaza, que tenía una casa comercial muy interesante y era mi principal cliente. Después la casa Centeno, y la Cervecería de Cusco, que nos contrató en exclusividad. Sicuani, en ese tiempo tendría unos 10,000 habitantes, más o menos. Era una ciudad sumamente comercial y aún sigue siéndolo. Además Sicuani tenía una gracia: los feriados eran los miércoles porque el domingo era el día más ágil y activo. Eran tiempos que uno tenía que trabajar de miércoles a miércoles, y eso era para todos, no solo descansaban los árabes, sino también todos nosotros. Lo que Sicuani tenía en ese tiempo era la comercialización de la lana de alpaca, que era uno de los mejores negocios. Había mucha gente que compraba lana, la almacenaba y luego la mandaba a Arequipa, de allí a Matarani y luego a Inglaterra.

¿Cuándo se va a Cusco?

 

Fui a seguir mis estudios en la Universidad San Antonio Abad del Cusco e hice periodismo escrito en el diario El Comercio, cuyo director era un señor Velasco, gran periodista, uno de esos de a verdad. También hice periodismo en Radio Tahuantinsuyo y Radio Cusco. Luego me fui a Lima y estuve mucho tiempo en Radio América, donde leía el famoso noticiero Reporter Esso, reemplazando a un señor Navarro que era toda una figura.

¿Cómo decide regresar a Cusco?

 

Fue a raíz del golpe de estado de Velasco Alvarado. En ese momento era jefe de redacción de la cadena de periódicos DASA, que tenía su sede en Lima. Antes había hecho la jefatura de redacción en el diario Eco, en Arequipa. Luego pasé a Lima y llegué a ser director de la cadena. Parecía que mi carrera se iba a realizar por la línea del periodismo escrito. Pero se produce el golpe de estado, y los señores Pardo, dueños de Tumán, eran los que sostenían esta cadena de periódicos. Cuando se produjo la reforma agraria decidieron irse del país pues les expropiaron Tumán, y yo me quedé en la nada, me convertí en un ilustre periodista desocupado. Regresé a Cusco decidido a hacer mi vida allí y juré asentarme en él. Planté bandera, hice Radio el Sur, pero diez años después me tentó la política y violenté mi juramento.

¿Cómo nace la idea de Radio El Sur?

Recibí una indemnización. Los señores Pardo fueron muy generosos, prefirieron despedirme y darme siete sueldos a que yo ejerciera mi derecho a no ser despedido. Con esos siete sueldos puse la cuota inicial para comprar el transmisor, y con el transmisor en el hombro llegué al Cusco. Se le puso el nombre de Radio El Sur porque la idea era dominar el sur peruano con la radio, haciendo todo un trabajo regional. Y por supuesto que tuve el apoyo valioso de personas como Teo Allaín, el chico Aragón, Margarita León. Hicimos toda una escuela, y para mí fue muy grato tenerte a tí también en esa escuela.

Efectivamente tuve la suerte de hacer ahí mi primer programa cultural: "Mujeres en la Historia".

 

Exactamente. Y tu programa solo podía tener acogida en una radio como la nuestra

¿Qué caracterizaba a Radio el Sur?

 

Tratamos de hacer una radio con contenidos, justamente salir de ese atolladero de emisoras musicales, que solo se convierten en simples tocadiscos. Armamos noticieros, programas dialogantes. Contábamos con personal muy selecto, muy importante. Además de tu programa, estaban los de Margarita León, Hugo Biladeguth, Panchito León, Mario Gallegos (que hacía el programa romántico en las noches), y teníamos cuatro noticieros centrales, que los manejaba personalmente yo, con Erik Escalante como director.

Pero además estaba “El hombre de la pipa”.

 

Que era una suerte de editorial. Mediante “El hombre de la pipa” decíamos lo que realmente queríamos decir. Eran tiempos donde realmente había buenas intenciones y no intereses subalternos.

 

El rol que cumplió Radio el Sur lo puso en un sitio muy expectante en la opinión pública cuscuqueña y también destacó por cumplir un rol importante en la política local. Estamos hablando del año 76.

 

Sí. El 76 fui invitado para ser alcalde del Cusco.

 

¿Fue el primer alcalde designado de esa manera?

 

Durante todo el gobierno de Velasco, y también el de Morales, hubo otros alcaldes designados así. Pero mi caso tuvo un significado muy especial, y lo cuento en el último de mis libros, que se titula La bandera del Cusco. El asunto fue así: el señor Echegaray era alcalde del Cusco y un 24 de junio ordenó, como era costumbre, que la fiesta del Cusco comenzase a la una de la tarde. A las dos y media de la tarde, cuando ya todo había pasado, llegan un ministro del régimen con el general de la zona, y lo increpan: “Oiga, por qué inició este programa sin nuestra presencia, ¿no sabe usted que los invitados de honor son el ministro y yo?”. A lo que el alcalde contestó: “Para nosotros, los cusqueños, el invitado de honor es el sol y este, a la una de la tarde, está en su cenit, cuando se supone que nosotros tenemos que hacerle la adoración. Así que para nosotros no hay mejor invitado de honor que el sol. Si se pasa el momento, no hay invitado y no hay fiesta”. El general no entendió, dijo: “¡Qué ocurrencia, lo quiero ver mañana en mi oficina!”. Entonces Echegaray le dijo: “Mire, no es necesario general, acá tiene la vara de mando, yo me voy a mi casa, ya no soy alcalde, pues renuncio”. Y el general, como acostumbran estos caballeros, le aceptó la renuncia pensando que conseguiría un alcalde muy fácilmente. Pero no pudo conseguir alcalde, porque nadie le aceptaba. Ante esta situación el pueblo intervino, y pidió que fuera yo. Entonces fue la influencia del pueblo, y cuando digo pueblo, me estoy refiriendo a las fuerzas vivas de la población: frentes, sindicatos y las diversas instituciones que se pronunciaban para que yo fuera alcalde, porque consideraban que era la persona idónea. A raíz de eso acepté, y bueno hice la gestión durante los cuatro años siguientes, hasta el 80.

 

Su gestión tuvo muchos aciertos, pero quizás el más importante, desde mi punto de vista, es haber conseguido la declaratoria de "Cusco, Patrimonio de la humanidad" ¿cómo fue esa gestión, o más bien, esa gesta?

 

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Cusco no hubiera tenido el apoyo cultural y el respaldo moral que tiene de la UNESCO y del mundo

La historia comienza así. A mí me invitaron a una convención de Alcaldes del Mundo, que se celebro en Milán y Turín, en Italia. Yo asistí representando a la Municipalidad del Cusco, y tuve el privilegio de gozar de la amistad de muchísimos alcaldes de diversas ciudades del mundo. Había alcaldes provenientes de Alemania, Rusia, España, México. Y llevé la moción de orden del día para que se declarara al Cusco “Patrimonio Cultural del Mundo”. Luego de presentada en una plenaria, la moción se aprobó con grandes honores, Y yo llegué con el título, que no era en realidad un título sino un reconocimiento. Pero eso no era suficiente. Si bien ya era una aprobación de las municipalidades de todo el mundo, había la necesidad de incorporar al Cusco y a Machu Picchu a la convención mundial del patrimonio de la humanidad, que manejaba la UNESCO. Cuando fui diputado, lleve esa moción a París y allí, después de una serie de gestiones, con la intervención del propio presidente Fernando Belaunde Terry , y de Rodolfo Zamalloa, gran amigo y colega, hicimos los esfuerzos debidos y se logró incorporar al Cusco.

¿Por qué era importarte esta incorporación?

 

Tanto Cusco como Machu Picchu son monumentos legados a la humanidad, están en peligro de deterioro, y si eso no se destaca, como se destacó oportunamente en el año 83, quizás el Cusco no hubiera tenido el apoyo cultural y el respaldo moral que tiene de la UNESCO y del mundo. Hay esa doble representatividad: Cusco patrimonio cultural del mundo por declaración de los alcaldes, y Cusco Patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

 

Recibir el cargo en una ésa época dictatorial supongo que no fue tarea fácil, ¿para comenzar tenía un sueldo?

 

No. Trabajamos ad honoren. Ningún concejal de los que me acompañaron ni el alcalde cobraba ni un solo centavo. Por el contrario, nosotros teníamos que poner del bolsillo para resolver algunos problemas de la municipalidad, y los viajes que teníamos que hacer con alguna frecuencia, para salvar cualquier circunstancia, había que hacerlo con dinero propio.

¿Cómo hizo para dotar de rentas a la municipalidad? ¿Tenía alguna en ése momento? ¿Cómo se financiaba?

 

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Habíamos prometido encontrar una renta para la municipalidad del Cusco.Cuando pasé por París, lo primero que se me ocurrió fue conocer el río Sena y me cobraron 10 dólares. Después pedí que me enseñaran la ciudad de París, me subieron a un ómnibus y me cobraron 10 dólares. Entonces, yo comencé a pensar: qué curioso, la gente llega a Cusco, visita los monumentos y ni siquiera da las gracias.

Dicen las leyes humanas que no hay municipio rico en pueblo pobre. Nuestro pueblo era bastante pobre y lo es. Tiene una serie de angustias de todo tipo, No es pues una población capaz de surtirle económicamente a la municipalidad, como sí ocurre en Europa y el mundo occidental. En primer lugar habíamos prometido encontrar una renta para la municipalidad del Cusco, Buscábamos cómo hacerlo, hasta que en ése viaje que hice a Italia, cuando pasé por París, lo primero que se me ocurrió fue conocer el río Sena. Me embarqué y me cobraron 10 dólares. Después pedí que me enseñaran la ciudad de París, me subieron a un ómnibus y me cobraron 10 dólares. Entonces, yo comencé a pensar: qué curioso, la gente llega a Cusco, visita los monumentos y ni siquiera da las gracias. Todo está sucio, prácticamente somos la ventana del Perú para el mundo, y sin embargo somos más pobre que San Francisco de Asís. Allí es que se me iluminó la cabeza, y dije: voy a cobrar por conocer los monumentos, si aquí me cobran 10 dólares, por conocer el Sena, yo voy a cobrar 10 dólares por conocer Machu Picchu, Sacsayhuamán y cuanto hay. Cuando llegué hice la propuesta y por supuesto que recibí el rechazo rotundo por parte de las empresas turísticas que consideraban que yo estaba loco, que cómo iba a cobrar por entrar a la ciudad del Cusco, en fin. Fue una pelea titánica, y convencimos al gobierno.

¿Y cómo lo convencieron?

 

Uniendo fuerzas. A la iglesia le pasaba lo mismo, todo el mundo entraba a la Catedral, a la Compañía, a la Merced, gratis. Convencí a Monseñor Luis Vallejo Santoni, y le dije mira, para ti va a ser un dólar. Traté de convencer al INC pero no me aceptaron; de todas maneras les dije: “Miren, de los 10 dólares, tres dólares para ustedes, un dólar para el Ministerio de Industria y Turismo, y cinco dólares para la municipalidad”. La lucha fue tremenda, el mismo Morales Bermúdez me hizo difícil la situación, pero lo logramos. Salió la resolución suprema declarando la dación del boleto turístico. De eso ya son 30 años y la municipalidad del Cusco recibe 5 dólares por cada turista que llega. Gracias a eso es que la ciudad del Cusco está limpiecita como tú la vez.

¿Hoy se utiliza bien ése dinero?

 

Lo que pasa es que los alcaldes no le han puesto el interés correspondiente, porque tal vez con ése dinero podríamos haber hecho algunas otras cosas para el desarrollo de la ciudad. Yo por ejemplo tenía la pretensión de adoquinar toda la ciudad, para que sea realmente una ciudad pétrea, y ya teníamos todo listo como para comenzar, incluso habíamos ubicado la fábrica, pero los alcaldes que me siguieron tenían otra visión y no se pudo continuar. De todos modos, ese dinero le permite al Cusco ser una de las municipalidades, no diré ricas, pero con mucho mejor presupuesto comparado con otras ciudades.

¿A qué crees que se deba la mala racha que hemos tenido en el Cusco?

 

Tal vez lo que hace falta es que las personas que postulen a un cargo como la alcaldía tengan un perfil elevado, que demuestren que realmente son personas que pueden representar al Cusco. Hemos tenido excelentes alcaldes, pero otros no, que se postularon sabe Dios por qué interés personal, y que carecían de un programa de gobierno local. También el pueblo tendría que ser más exigente y tratar de ver realmente quién tiene un programa que valga la pena. Creo que el ciudadano tiene cierta responsabilidad. Por otra parte, muchos lo tomas como un ejercicio hacia una carrera política, pero no debería ser así. El alcalde no debe ser una persona que va a entrenarse allí para llegar después a otra cosa. Es un cargo que debería contar con personas experimentadas, con calidad y con capacidad de acción, pues ahora dinero tienen. Y que debería ponerse enteramente al servicio de la ciudad.

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Entonces fue la influencia del pueblo, y cuando digo pueblo, me estoy refiriendo a las fuerzas vivas de la población: frentes, sindicatos y las diversas instituciones que se pronunciaban para que yo fuera alcalde, porque consideraban que era la persona idónea. A raíz de eso acepté, y bueno hice la gestión durante los cuatro años siguientes, hasta el 80.

¿Qué perfil debe tener el alcalde de la ciudad del Cusco?

 

Tiene que ser una persona altamente representativa, concitar la simpatía y la aceptación del pueblo. Yo diría que esa es la tarea de los partidos políticos, pues estos deberían enviar como su representante al mejor, al que reúna las condiciones más importantes, que vaya, no a aprender, sino más bien a enseñar, a representar y a resolver los problemas que tiene una ciudad, y no crearles más problemas.

¿Si se presentara la oportunidad de volver a ser alcalde del Cusco, la aceptaría?

 

Con todo agrado. Lo aceptaría. Pero el problema no soy yo. Es también el mismo Cusco que a veces deja que la gente siga su camino, Personalmente no soy una persona que vaya a pedir que me dejen ser alcalde, pero si en alguno momento me dieran la oportunidad lo haría con el mayor agrado, desde luego que lo haría.

¿Qué es lo que urgentemente necesita el Cusco?

 

Educar a la gente. Informarnos y reconocer lo que somos. Identificarnos con las raíces de nuestro pueblo. Si el cusqueño no sabe quién es, nunca va a ser un buen cusqueño. Soy de las personas que dicen lo siguiente: es un orgullo ser peruano, es un honor se latinoamericano, pero se cusqueño es sagrado.

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