Diálogos para la reflexión y la acción.
Reveladora conversación con Carlos Paredes, director de Sierra Productiva; Marco Zeisser ingeniero agrónomo, y Guido Bayro desde el ámbito financiero.
La importante mejora en la red vial, así como el internet y el celular, han originado un cambio sustancial en el mundo rural andino. Su capacidad de manejar “plurieconomías” es una de las estrategias que les permite a las familias campesinas, tener una diversidad de ingresos. La urbanización acelerada origina una gran disminución en la vocación agraria originaria; el comercio, las artesanías, el turismo y la minería, parecen ser las alternativas para los habitantes de los diversos distritos y provincias cusqueños.
Las familias campesinas que aún prosiguen en la agricultura son pequeños productores que han sabido instruirse en el riego tecnificado y los fitotoldos (invernaderos rústicos), diversificando sus cultivos; y la crianza de cuyes ha reemplazado al de las ovejas o vacunos en muchos casos. La cantidad de” ferias” son expresión de su capacidad de producción y comercialización.
Incluso la migración ya no sería un factor negativo, sino más bien uno que conviene a la economía de las familias rurales; así por ejemplo los comerciantes de comunidades aimaras son propietarios de centros comerciales en Lima y Cusco, entre otras ciudades importantes. Otro ejemplo clásico de migración es la educación, si no la hay en su distrito o provincia, envían a los hijos a la capital de la provincia o a Lima, para que se instruyan y sean un eslabón más de la cadena económica familiar.
Al parecer ya no podríamos hablar de campesinos sino de emprendedores, quienes incluso tienen créditos y están incluidos en el sistema financiero. Pero la comunidad como tal no es sujeto de crédito, por lo que la individualización es una tendencia dominante, e incluso se hace uso de diversas estrategias legales que permiten urbanizar e incluso vender los terrenos comunales.
Sin embargo, la figura de la “comunidad” y los derechos que implica según la ley, sigue siendo utilizada aun cuando los terrenos ya no sean de su propiedad.
¿Cuál es la realidad del mundo rural andino? ¿Es posible que sigamos con la imagen del campesino del siglo XX? ¿Qué cambios se han dado en las comunidades campesinas? ¿Se las puede seguir llamando así? ¿Qué debemos preservar de ellas? ¿Son pobres los habitantes de las zonas rurales, o en qué zonas todavía lo son? Un diálogo revelador con el economista Carlos Paredes, director de Sierra Productiva; con el ingeniero agrónomo Marco Zeisser, y con Guido Bayro, experto en el ámbito financiero del sector rural. Escuchemos.
Hablemos de la clase media ruralHablemos de la clase media rural ¿Cuál es la realidad del mundo rural andino? Diálogos para la reflexión y la acción La importante mejora en la red vial, así como el internet y el celular, han originado un cambio sustancial en el mundo rural andino. Su capacidad de manejar “plurieconomías” es una de las estrategias que les permite a las familias campesinas, tener una diversidad de ingresos. La urbanización acelerada origina una gran disminución en la vocación agraria originaria; el comercio, las artesanías, el turismo y la minería, parecen ser las alternativas para los habitantes de los diversos distritos y provincias cusqueños. Las familias campesinas que aún prosiguen en la agricultura son pequeños productores que han sabido instruirse en el riego tecnificado y los fitotoldos (invernaderos rústicos), diversificando sus cultivos; y la crianza de cuyes ha reemplazado al de las ovejas o vacunos en muchos casos. La cantidad de ”ferias” son expresión de su capacidad de producción y comercialización. Incluso la migración ya no sería un factor negativo, sino más bien uno que conviene a la economía de las familias rurales; así por ejemplo los comerciantes de comunidades aimaras son propietarios de centros comerciales en Lima y Cusco, entre otras ciudades importantes. Otro ejemplo clásico de migración es la educación, si no la hay en su distrito o provincia, envían a los hijos a la capital de la provincia o a Lima, para que se instruyan y sean un eslabón más de la cadena económica familiar. Al parecer ya no podríamos hablar de campesinos sino de emprendedores, quienes incluso tienen créditos y están incluidos en el sistema financiero. Pero la comunidad como tal no es sujeto de crédito, por lo que la individualización es una tendencia dominante, e incluso se hace uso de diversas estrategias legales que permiten urbanizar e incluso vender los terrenos comunales. Sin embargo, la figura de la “comunidad” y los derechos que implica según la ley, sigue siendo utilizada aun cuando los terrenos ya no sean de su propiedad. ¿Cuál es la realidad del mundo rural andino? ¿Es posible que sigamos con la imagen del campesino del siglo XX? ¿Qué cambios se han dado en las comunidades campesinas? ¿Se las puede seguir llamando así? ¿Qué debemos preservar de ellas? ¿Son pobres los habitantes de las zonas rurales, o en qué zonas todavía lo son? Un diálogo revelador con el economista Carlos Paredes, director de Sierra Productiva; con el ingeniero agrónomo Marco Zeisser, y con Guido Bayro, conocedor del ámbito financiero del sector rural. Escuchemos.
Publicado por Valicha.com en Miércoles, 28 de agosto de 2024