El Señor de los Temblores

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La Bendición del Lunes Santo

 

Existen imágenes que datan todavía del siglo XVII, como la pintura denominada El Panorama de Monroy, en las que se ve al Señor de los Temblores impartir la bendición a sus fieles, en la Plaza de Armas del Cusco. Desde entonces, los cusqueños acudimos allí todos los lunes de Semana Santa, en un acto que sobrecoge aún a los no creyentes. Esa experiencia esencial sigue siendo la misma a través de los siglos, pero ha ido incorporando nuevos elementos al ritual. El Taytacha o Negrito, como le llaman sus fieles, luego de un largo recorrido por las principales calles del Cusco, ingresa, ya entrada la noche, a la plaza mayor. La banda militar que tradicionalmente escolta la procesión, acompaña queda la lenta subida al atrio del Cristo Crucificado para ingresar a la Catedral. Se apagan las luces de la gran plaza y se encienden las sirenas de los bomberos, los devotos que han esperado su presencia, le piden al Señor de los Temblores que los proteja de la naturaleza, que los cure, que acerque a los hijos pródigos y a los amores esquivos, que les dé su bendición. Y una vez más, este año, el Señor de los Temblores dejará a su grey plena de bendiciones, para luego ingresar al gran templo que cierra sus puertas, momento en el que el pueblo aplaude a su patrono, dando así el inicio a la Semana Santa en el Cusco.

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