2024
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Una entrevista con el Dr. Luis Miguel Glave Testino.
Diálogos para la reflexión y la acción
En el año 2005, Glave Testino inicia el estudio del tema de la memoria en la historia. Esta decisión le llevará a largos años de investigación sumergido en archivos diversos, encontrando documentos que le han permitido acceder a testimonios invalorables. Por ejemplo, la gran batalla que libraron las poblaciones colonizadas, denominadas "indígenas" o "naturales", mediante el recurso de adoptar las propias reglas de aquellos que los habían conquistado, es decir la escritura y las instancias de justicia que les fueron impuestas. El resultado de esos estudios es el libro "Memorias y memoriales. La creación del programa político de la nación Indiana. Siglos XVI-XVIII, editado por el Centro Bartolomé de las Casas. A lo largo del libro el lector podrá conocer a diversos personajes que aún no figuran en nuestra historia oficial. Ellos, valiéndose de los dispositivos que les fueron impuestos, reclamaron y denunciaron insistentemente los abusos a los que fueron sometidos, y que en muchos casos llevaron a rebeliones que sí aparecen en nuestra historia, como la de Vilcabamba, o la de Tupac Amaru.
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Diálogos para la reflexión y la acción.
Conversación el Arq. Germán Zecenarro Benavente
El municipio provincial del Cusco ha puesto en marcha “El proyecto de mejoramiento de la transitabilidad vehicular y peatonal de la Av. Qollasuyo”. Este proyecto data del siglo XX, lo que implica que no toma en cuenta los parámetros que en el siglo XXI consideramos indispensables. Además, entonces se ignoraba la existencia de importantes restos arqueológicos prehispánicos, virreinales y republicanos adyacentes al Camino Inca, hoy considerado como el más grande y valioso fragmento de Muro Inca integrante del sistema vial QHAPAQ ÑAN, considerado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
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La importancia de las instituciones: un reencuentro de evaluación, celebración y gratitud*
Diálogos para la reflexión y la acción
Sería pertinente hacer una reseña de lo que significó para América Latina el surgimiento de la Teología de la Liberación del R.P. Gustavo Gutiérrez, un sacerdote que concibió desde su vocación religiosa toda una revolución en favor de los más pobres y vulnerables: los campesinos en el Perú y en toda Latinoamérica. Pero más interesante es recordar que esta opción también fue abrazada por muchos sacerdotes europeos, quienes se vinieron al nuevo mundo, pero esto esta vez, ya no para evangelizar, sino más bien para estudiar a sus comunidades y servirlas. Muchos de ellos llegaron al Cusco, como cuatro religiosos franceses de la Orden Dominica: Guido Delran Cousi, Juan Bautista Lasségue-Moléres, Juan Max Hugues y Bernardo Fulcrand Terrisse.
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Entrevista a los arquitectos Yisela Ochoa y Enrique Estrada.
Dos laureados arquitectos, Yisela Ochoa y Enrique Estrada, han sido convocados por este portal para conversar sobre la realidad del paisaje urbano y rural del Cusco; pero no del tradicional y que viene de antes, sino del actual y que está en proceso. Nuestra preocupación en décadas pasadas se refería sobre todo al centro histórico del Cusco, y a los poblados del Valle Sagrado. Hoy no hay espacio rural o urbano que escape a la construcción informal que brota cual “mala yerba” en Andahuaylillas, Huaro, Combapata, San Pedro o San Pablo, es decir el Valle Sur, podemos ver la influencia del estilo “Cholet” del Arq. aymara Freddy Mamani, que ha sido una suerte de patrón para la construcción de “moles de cemento” que han emergido en poblados, valles, pampas y quebradas de la región sur andina.
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Entrevista al Arq. Guido Bayro Orellana.
El Ministerio de Cultura designó al arquitecto Guido Bayro Orellana, como director de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco y como responsable de la Unidad Ejecutora 002: MC – Cusco del Pliego 003: Ministerio de Cultura.
¿Bandos político? ¿Mafias? ¿Centralismo? Varios son los componentes que al parecer han deteriorado uno de los territorios clave para el eficiente manejo del sector cultura en el país. No solo se trata de Machu Picchu, sino del patrimonio general del Cusco y sus diversas provincias, que se encuentran en estado de abandono ya sea en su mantenimiento, ya sea en su puesta en valor.
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El miedo solo paraliza, la prevención nos hace actuar
Los sismos moderados que recientemente han sucedido alrededor del Cusco, especialmente hacia la zona sur, han puesto en alerta a la población en general, y hemos escuchado, como siempre a muchos "agoreros" con predicciones apocalípticas. Científicamente, según nuestro especialista en el tema, el Ing. José Miguel (Pepe) Vallenas, Máster de Ingeniería Estructural de la Universidad de Southern California y Ph. D. en Mecánica Estructural de la Universidad de Berkeley, no se puede hablar con certeza sobre predicciones sismológicas. Se tiene que hablar en términos de probabilidades.
"Nadie puede decir con certeza que es lo que va a ocurrir. De la misma manera nadie puede decir con certeza que es lo que no va a ocurrir. Toda predicción para ser tomada en serio tiene que ser acompañada de la probabilidad en base a datos históricos, geológicos, tectónicos etc. Solo de esta manera las predicciones pueden ser verificadas por los expertos del caso".
Y ya que la historia brinda una perspectiva esencial, debemos, una vez más, recordar que hace 74 años el Cusco casi se destruyó en un día como hoy. Por tanto, una vez más comparto el reportaje que realicé con personajes que vivieron ese desastre, para que los cusqueños comencemos a generar medidas de prevención y recuperación de nuestro patrimonio arquitectónico, pues lamentablemente, aún se dejan percibir los daños que sufrió nuestra invaluable ciudad en el año 50. El miedo solo paraliza, la prevención nos hace actuar. Protejamos al Cusco haciendo un mapa de los inmuebles que en este momento podrían y están colapsando, por falta de recursos de los propietarios o por desidia de nuestras autoridades.
El Cusco debe hacer honor a su historia, a esa que nos ha permitido tener una industria turística; a su naturaleza cuya diversidad nos permite tener ganadería, agricultura, minería y energía; a toda esa herencia que, bien aprovechada, podría ponernos al comando, si nuestros técnicos e intelectuales dieran la talla, si es que los colegios, institutos y universidades se esforzaran en formar cuadros regionales y no profesionales de exportación, ya sea a Lima o al extranjero. El Cusco requiere que su gente y que sus capitales apuesten nuevamente por él.
Así sucedió hace 74 años, para recuperarnos de aquel desastre generado por el gran terremoto de 1950, que nos afectó un día como hoy, 21 de mayo. Recordémoslo mediante el siguiente reportaje, que fue publicado por primera vez en el año 2007 en el diario La República.
Por: Patricia Marín
Fotografías de Eulogio Nishiyama
Una mañana apacible
Era domingo, y en la mayoría de las casas cusqueñas el almuerzo se había adelantado, niños, jóvenes y adultos tenían prisa por ir al Estadio Universitario para ver jugar al Cienciano frente al Sport Boys de Lima. Los que se quedaron en casa estaban “tomando el sol” tranquilamente en los patios o jardines, como se acostumbraba en el Cusco después del almuerzo.
Miguel H. Milla, periodista de Radio Cusco y corresponsal de la Crónica de Lima, esperaba la hora precisa para ir a transmitir el partido, mientras se recuperaba de la noche bohemia que habían compartido con su entrañable amigo Maraví.
A la una de la tarde, la señora Macaria Monteagudo de Moreno, salió de su casa ubicada en medio del portal denominado de la Compañía, para buscar al médico de cabecera de la familia, que vivía en la Calle Loreto, pues había una emergencia familiar.Todo parecía transcurrir normal y cotidianamente.
Un espectáculo de pesadilla
“A la una y treinta de la tarde, recuerda Miguel H. Milla, siento que el catre se me mueve vertiginosamente; ajeno aún a la realidad, le digo a Maraví, que se deje de tonterías, pero cuando levanto la vista, lo veo con los ojos que se le saltaban de sus órbitas, y observo que a la pared le salía una barriga de nueve meses. Allí sí que me levante y salí ‘patitas para que te quiero’. Vivía en la calle Plateros, miré a mi alrededor, la Plaza de Armas era una sola nube de polvo, la gente corría en todas direcciones y no sabían a dónde. Unos reían a carcajadas, otros lloraban, otros estaban arrodillados, es decir, un espectáculo de pesadilla. Cogí mis zapatos y me fui a la esquina de la calle del Medio, donde funcionaba la Compañía de teléfonos la Nacional, encontré a las dos chicas que atendían: Ada Bueno y una chinita, cuyo nombre no recuerdo, y mientras les chorreaban las lágrimas, atendían al público, y en ese momento el único público era yo, urgido les pido comunicación con la Crónica, me dan la línea, hablo y me contesta el fotógrafo Egoaguirre, y sin olvidar su sobrenombre le digo: ¡¡ “Lindos ojos” terremoto en Cusco!!, y éste me cuelga el teléfono. Quedé desesperado, pues desde ese momento se interrumpió la comunicación”
Entre el mar de gente, el polvo y la desesperación, doña Macaria Monteagudo corrió a su casa sólo para encontrar que ésta se había derrumbado totalmente, sepultando en su interior a su esposo Luis Moreno Grajeda, su hija Alicia Moreno Montegudo, eximia pianista, y a su sobrino Luis. Su vida entera, todo, enseres, joyas, obras de arte, habían desaparecido para siempre.
En Lima, en la pensión de Sra. María Salas, ubicada en Jirón Callao, un grupo de jóvenes estudiantes cusqueños, entre quienes se encontraba el futuro ingeniero civil Armando Gallegos, se reunían para departir alegremente la tarde dominical, y sin saber de dónde ni cómo, recibieron la noticia de que Cusco había desaparecido. La alegría se tornó en angustia que los llevó hasta Radio América, emisora que se puso al servicio de los cusqueños que querían saber noticias de sus familiares.
A las diez de la noche, el Ministro de Salud, hace contacto con Radio Cusco y solicita los nombres de muertos y heridos. “No los teníamos, dice Miguel H. Milla, y tuve que ir a buscarlos al Hospital Lorena, el único que existía. Solicité la relación de heridos, pero no se tenía aún la relación de muertos. Bajé a la morgue del hospital, y para mi suerte alguien había tenido la maravillosa idea de poner en el pecho de cada muerto su nombre en papel despacho, con mi linterna, llegué a la morgue del Cementerio de la Almundena y alumbrando las caras de cada difunto, terminé con mi labor y comencé a bajar por el puente de Belén, que estaba totalmente destruido, llegué a la calle Trinitarias y no podía pasar, estaba llena de escombros que me obligaban a trepar y bajar, en ese instante me sucedió la cosa más curiosa de mi vida: sentí claramente como los pelos de la nuca se me erizaban, y me entró un pavor, no miedo, pavor, y comencé a bajar a toda carrera. Llegué a la calle Consevidayoc, y ya en toda la ciudad habían velitas encendidas, la gente había ocupado la calle con sus carpas para dormir en la intemperie, no querían regresar a sus casas. Por fin llegué a la radio para dar a conocer la lista de muertos y heridos. Por su parte Eulogio Nishiyama, que trabajaba conmigo, me dijo, ‘tengo las fotografías’. Cuando comenzó el terremoto, cogió en un brazo a su hijo y con el otro la cámara, y salió a la carrera tomando fotos en el mismo momento que sucedía el terremoto, obteniendo vistas espectaculares de piedras que caían, especialmente del templo de Belén, y al día siguiente las mandamos en el avión”.
Se requería ayuda inmediata y efectiva. Los cusqueños se organizaron en una comisión de emergencia, y ese mismo día fueron sepultados los muertos y se fumigaron adecuadamente los lugares más contaminados, evitando así epidemias de cualquier tipo. La Cámara de Comercio del Cusco y la Asociación de comercio e Industriales del Cusco, donaron lo necesario para la construcción de barracas en la Avenida Pardo, y De Luchi Llomelini una vez más, donó cien mil soles y tres mil frazadas a la comisión.
Al día siguiente, 22 de mayo, las noticias ya eran más claras: Durante seis segundos un terremoto de siete grados en la escala de Mercalli, sacudió a la ciudad del Cusco, pero los daños aún no podían dimensionarse en su totalidad. El Ministro de Salud y Obras públicas, Coronel Alberto López Flores, llegó a la ciudad y después de una rápida evaluación, se comunicó con el Presidente de la Junta Militar de Gobierno, Manual A. Odría, quién impactado por la tragedia llegó el día 23, en compañía de dos de sus ministros. Odría, que en ése entonces ya era candidato a la Presidencia de la República, se quedó cuatro días en Cusco recibiendo información específica de su Ministro López Flores, quién con el apoyo de Alberto Giesecke recabó información invalorable para las eventuales medidas que se tomarían sobre el Cusco.
“Los edificios que más daños sufrieron, fueron el convento de Santo Domingo, La compañía de Jesús, el local de la Universidad San Antonio Abad, el Convento de Santa Catalina y las iglesias de Belén y San Sebastián. Los Barrios de Belén y Santiago fueron los más afectados, y la mayoría de muertos fue encontrada en el sitio denominado Pelota Cancha (ubicada entre la calle Ayacucho y Matará). Según la evaluación de la Misión Kubler, se calcularon los daños en 33 millones de dólares, quedaron destruidas 3,000 casonas, y de las restantes sólo 1,200 estaban en condiciones de ser habitadas. Quedaron sin albergue 30 a 40 mil vecinos, 15 mil de los cuales se instalaron en carpas y toldos en campos de deportes, calles y plazas”, anota en su libro Paulo de Azevedo.
Una Deuda Pendiente.
El 26 de mayo Odría regresó a Lima, y públicamente reconoció que el Perú tenía una deuda con el Cusco, algunos cusqueños recuerdan aún sus palabras: “la colonia hizo mucho por el Cusco, pero la República, nada, ¡yo pagaré esa deuda!” ,y anunció su compromiso de reconstruir el Cusco.
El 29 de mayo se destinaron un millón quinientos mil soles específicamente para la construcción del nuevo Local de la Universidad San Antonio Abad del Cusco.
Pero ya que se contaba con la buena voluntad del presidente de la República, pues Odría fue elegido como tal en julio de 1950, los políticos cusqueños se empeñaron en obtener un instrumento que diera un marco legal , pero además sostuviera económica y orgánicamente la reconstrucción del Cusco, así el 31 de diciembre de 1950, se promulgó la ley 11551 que establecía que el ingreso del 20% del impuesto al tabaco fuera destinado íntegramente para tal fin. Nunca antes en la historia peruana se había dado caso semejante, y menos en relación con el Cusco. Se promulgó una ley de reconstrucción, que además debía promover el desarrollo económico y social del Cusco. Los trabajos de reconstrucción se iniciaron casi inmediatamente, pero ése sería un proceso que no acabaría nunca.
Una modernización aparente
Medio Siglo después
Transcurridos cincuenta años del fatídico 21 de Mayo de 1950, recorrer las calles del Cusco de la mano de uno de sus más importantes intelectuales, el doctor Jorge Flores Ochoa, es una experiencia reveladora, pues nos pone al corriente de los graves atentados contra el patrimonio histórico cultural y el paisaje urbano, que no se han resuelto, o ni siquiera se conocen: el muro inca ubicado en el interior de... en el Portal de.... propiedad de la familia Díaz Quintilla, que ha sido “pintado y luego despintado” con combo y martillo a conveniencia de los inquilinos; la avasalladora construcción del Hotel Libertador, que incluye en su edificación vestigios incas y casas coloniales, degradándolos a inexistentes o a meros artículos de decoración; el atentado que se está perpetrando en la Calle Santa Mónica, al construir un hotel de más 6 pisos, que incluso sobrepasan en altura a las Torres de la Iglesia de Santo Domingo; la nueva fisonomía de la plazoleta de San Cristóbal; hermosas casonas coloniales y verreinales, diseminadas por toda la ciudad, que permanecen en estado de total abandono desde los estragos del 50, y otras que, a fines turísticos, están siendo convertidas en galerías de venta de souvenirs, sin importar que se encuentren en zona intangible (no se sabe con qué autorización), como es la casa de Propiedad de Justo.P. Pacheco, en plena calle Hatunrumiyoq (la bella calle de entrada al barrio de San Blás), en cuyo interior existe un extraordinario muro Inca, etc., etc. Pero, por otra parte, Flores Ochoa saluda los esfuerzos de restauración que han logrado rescatar con éxito esa amalgama Inca-hispánica para beneficio de propios y extraños, como es el caso de la Casona en la calle Pumakurku , de propiedad del Municipalidad y restaurada en la gestión del Alcalde Salizar.
Recorrer los alrededores del centro histórico, es alarmante para quién va después de unos cuantos años: da la impresión de que se hubiera expulsado a sus habitantes para abrir los brazos a cuanto foráneo llega a alquilar un ambiente para hacer un hotel (no importan las estrella), pub, pizzería, discoteca, café o lo que la imaginación provea.
El cambio de uso de la propiedad, la propagación de ese tipo de servicios y el despoblamiento residencial del Centro de la ciudad, están alcanzando niveles antes inimaginables. “Además”, señala el arquitecto Enrique Estrada, “la pobreza extrema está asentada allí, casonas tugurizadas, con un solo caño, sin servicios de agua ni desagüe. Cada día viven menos propietarios en el Centro Histórico”.
Por su parte, el arquitecto Gustavo Manrique, actual Director del Instituto Nacional de Cultura, afirma que a pesar de que la restauración es prioritaria, se exige demasiado trámite burocrático para quienes quieren actuar de buena fe, amén del chantaje y la coima a malos funcionarios. Entonces para algunos propietarios es más fácil regar la casa para que se venga abajo y evitarse el problema de conservar un monumento histórico. La restauración cuesta tres veces más que la construcción. Por otro lado, está la falta de conciencia de la gente que ve lo antiguo como casa vieja, y cree a ciegas que hay que modernizar el Cusco construyendo chalets con falsos modernismos”.
“Hay otro problema muy grave”, continúa Manrique, “estamos soportando la agresión del capital extranjero, sobre todo de chilenos que están comprando el centro de la ciudad; las casonas antiguas están siendo vendidas para negocios diversos, comercio, restaurantes; el Instituto Nacional de Cultura no puede hacer nada: al propietario de un solar de la calle Santa Ana, un chileno le ha ofrecido tres millones de dólares y lo va a vender, porque no le queda otra cosa, es su gran solución”.
Y para poner la “fresa en el Chantilly” , el Coronel Cesar Leonardo La Rosa, Jefe de la Cuarta Región de Defensa Civil, recuerda: “Los riesgos están latentes, Cusco es una zona sísmica número uno, hay fallas serias como la de Tambomachay, donde hay un observatorio y un sismógrafo que está monitoreando continuamente; tenemos otro en Kayara, creemos que en este año debe haber un simulacro general, y la población siempre debe estar alerta. Permanentemente estamos llamando la atención sobre el indebido otorgamiento de licencias tanto por Consejos provinciales, como distritales. Hay muchas casonas antiguas del centro de la ciudad que hemos determinado en ‘condiciones inhabitables’. Cuando nosotros las detectamos, comunicamos a los habitantes, al INC, al Municipio y también a la Fiscalía de Prevención del Delito, para que intervenga en caso de que no quieran salir los ocupantes y suceda una desgracia”.
Una esperanza persistente
¿Panorama desalentador? No necesariamente. Los arquitectos Enrique Estrada y Manuel Ollanta Aparicio, así como la mayoría de nuestros entrevistados, aseguran que el Cusco tiene grandes posibilidades de seguir siendo una esperanza para la economía local y nacional: Instituciones como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo están apoyando centros históricos que requieran mejorar sus condiciones y calidad de vida, sin ser necesariamente considerados como “ciudades museo, o patrimonios monumentales, ni mantener visiones pasadistas o sentimentaloides”, sino como ciudades que albergan a una población digna y económicamente productiva. Pero su patrimonio edificado debe ser declarado en emergencia, y se debe priorizar al poblador del centro histórico, ofreciéndole condiciones de crédito para mejorar sus viviendas, servicios, luz, agua, desagüe, pero sobre todo para transformar su realidad económica.
Después del terremoto del año cincuenta, aún Cusco no ha concluido su etapa de reconstrucción. Que no se repita la historia. Planes hay de sobra, lo que se requiere es una férrea voluntad de enfrentar el problema y concertar los intereses que puedan impulsar el bienestar de todos. Preservar al Cusco, a 74 años del gran terremoto que casi lo destruyó, es indiscutiblemente un objetivo de Interés nacional.